Donde aún te encuentro.

Donde aún te encuentro.

gabriela raad

24/07/2025

Octubre 12, 2023

No sé cómo explicarlo, ni siquiera sé si quiero hacerlo. Las palabras se tropiezan entre lágrimas, se rompen antes de llegar a ser algo claro, se ahogan en un nudo que no deja respirar. Porque si pudiera elegir entre decirte todo o quedarme atrapada en este vacío, no sé qué sería menos doloroso.

Dicen que el silencio no pesa, pero yo lo llevo encima. Antes todo tenía un ritmo, una cadencia compartida, mis mañanas empezaban con un mensaje tuyo, las noches cerraban con un «te quiero, mi niña». Ahora el sol sigue saliendo, pero yo me he quedado atrapada en la sombra de tu ausencia, en la espera de algo que no vuelve. No supe cuándo empezamos a alejarnos, si fue poco a poco o de golpe, si fue un descuido o simplemente el destino jugando su parte. Solo sé que un día desperté, y no estabas. No estabas en los buenos días, en los cómo te fue hoy, en los momentos que antes eran tan nuestros.

Supuestamente la distancia es solo física, pero yo la siento en cada rincón de mi día, en cada silencio que pesa más de lo que debería. Porque ahora el mundo sigue sin preguntarme si quiero que siga, porque todo lo que antes era nuestro ahora es solo mío y no sé cómo llevarlo sin ti. A veces pienso en escribirte, pero no sé qué palabras pueden llenar este vacío. Las disculpas no alcanzan, los te extraño suenan a eco y cualquier intento se siente insuficiente. Porque, ¿cómo se explica que las cosas nunca se iban a quedar igual? ¿Cómo se admite que el tiempo jugó su partida y nos dejó en lados opuestos?

Si pudieras leer lo que el silencio ha guardado, sabrías que no ha habido un solo día sin pensarte. Que en cada pequeña rutina que antes compartíamos, yo sigo buscando algo de ti. Pero quizás la vida es así, quizás hay despedidas que no se dicen en voz alta, quizás hay personas que llegan para quedarse y otras que llegan para enseñarnos a extrañar. Solo quiero que sepas que aquí sigo, siguiendo sin querer seguir, recordando sin querer recordar, sintiendo sin poder evitar sentir. Porque si hay algo que la distancia no pudo llevarse, fue todo lo que me dejaste dentro.

Hay días en los que ni siquiera sé si estoy haciendo esto bien. No sé si mi manera de reaccionar es la correcta, si mis silencios son demasiado largos, si mi tristeza tiene una forma que la gente pueda entender. Porque cuando algo pasa y alguien me pregunta qué tengo, mis palabras nunca salen completas, solo pido que te llamen. Como si escuchar tu voz pudiera darme respuestas que ni siquiera sé cómo preguntar. Antes, cuando todo se sentía demasiado, cuando el peso de la vida me aplastaba sin piedad, cuando las dudas se acumulaban como hojas en otoño, siempre sabía dónde acudir. Siempre estabas tú, con la palabra exacta, con la calma precisa, con esa certeza de que, aunque el mundo se derrumbara, tus mensajes seguían ahí para sostenerme.

Ahora ya no sé si mi forma de callar es una forma de gritar sin que nadie lo note. Porque ya no encuentro refugio, porque el consuelo dejó de tener nombre, porque la única respuesta que realmente necesito es la única que no llega y aunque el tiempo sigue, aunque la vida me obliga a seguir adelante como si tu ausencia no pesara lo suficiente, hay algo dentro de mí que todavía se aferra a ti. No sé si es esperanza o locura, pero sigo creyendo que, en algún lugar del tiempo, todavía hay una parte de nuestra historia que no se ha escrito.

Hoy acepto que te fuiste, hoy acepto que la distancia es real, que el mundo nos separó antes de que pudiéramos evitarlo. Pero también acepto que hay encuentros que no necesitan fechas, que hay caminos que vuelven a cruzarse cuando el destino decide darles otra oportunidad. Mientras tanto solo espero que en algún rincón del universo logres escuchar un GRACIAS.

Gabriela Raad.

Etiquetas: adiós amor carta despedida

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