Mayo 19, 2025
Sé que no es esto lo que esperas. No es un discurso, ni se le parece. Pero en el intento de escribirlo, me di cuenta de que aún tengo muchas cosas por decirte antes de escribir la que sea la última carta.Es extraño escribir desde la suposición, imaginar un momento que no ha llegado, una ausencia que no existe todavía. Y sin embargo, el solo hecho de pensarlo me hace darme cuenta de que hay palabras que nunca deberían guardarse, porque esperar a que sea demasiado tarde es un riesgo que nunca vale la pena correr.
Hay personas que dejan su huella sin esfuerzo, que no necesitan grandilocuencia ni gestos extraordinarios para permanecer en el alma de quienes las conocieron. Tú eres una de esas personas. No porque tu ausencia sea una posibilidad, sino porque tu existencia ha construido un refugio en mí, uno de esos lugares que ni el tiempo ni la distancia podrán tocar. Si alguna vez llega el día en que tenga que despedirte, quiero que al menos quede la certeza de que exististe con todo tu brillo, con toda tu luz, con la capacidad infinita de transformar los momentos simples en recuerdos inolvidables. Porque hay personas que no se recuerdan en fechas ni en números, sino en sensaciones. En la calidez de un abrazo en el instante en que más se necesitaba, en las palabras que llegaron justo antes de que el silencio pesara demasiado, en la risa que sigue resonando cuando el mundo parece demasiado serio.
Todavía hay risas esperando nacer, momentos que necesitan de tu presencia para volverse memorias imborrables. Tus hijos aún te buscan con la mirada en cada logro, en cada tropiezo, en cada instante en que el mundo les parece demasiado grande y solo tu abrazo puede hacerlo más pequeño. Aún tienen preguntas que solo tú puedes responder, miedos que solo tu voz puede calmar, sueños que necesitan de tus palabras para volverse realidades. aún faltan lágrimas por llorar, porque la vida no es solo alegría, sino un equilibrio imperfecto entre el dolor y la belleza. Pero hasta las lágrimas tienen su propósito. Lavan el alma, purifican el dolor, le dan peso a todo lo que vale la pena sentir.
No quiero dejarme llevar por la nostalgia de lo que no ha ocurrido, sino por la gratitud de lo que ha sido. Porque si hoy puedo escribirte con amor y con plena consciencia de lo que significas, es porque aún estás aquí, porque todavía hay espacio para cada conversación, para cada historia, para cada instante en el que tu presencia sigue dándole forma a mi mundo. Todavía hay risas pendientes, todavía hay memorias que se están escribiendo, aún hay una historia que merece más capítulos antes de que llegue la última página.
Así que no escribiré hoy la última carta, porque aún quedan historias por contarte, días por mencionarte, momentos en los que inevitablemente seguirás apareciendo. Porque hay nombres que nunca se borran. Y el tuyo, sin importar lo que pase, seguirá siendo parte de todo lo que soy.
Siempre con cariño,
Gabriela Raad.
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