El Viento Subversivo

El Viento Subversivo

Mariela

27/06/2025

El viento ha estado tan subversivo últimamente.

¿Será que se ha cansado de ser apacible?

¿Será que, al final de todo, todos llegamos a un punto en el que ya no podemos huir,

Y lo único que nos queda es enfrentar nuestros problemas y verdades?

Contemplando cómo ese elemento etéreo,

Que normalmente acaricia con suavidad las hojas de los árboles y refresca nuestros rostros en los días calurosos,

Ha decidido mostrar su otra cara. Ahora arranca ramas, azota ventanas y grita con furia entre los edificios. 

Esta transformación no es tan distinta a la que experimentamos los seres humanos cuando alcanzamos nuestro punto de quiebre.

¿Cuántas veces hemos contenido nuestras verdades, nuestros sentimientos, solo para verlos emerger con fuerza desmedida en el momento menos esperado?

La naturaleza del viento nos recuerda nuestra propia dualidad.

Somos calma y tempestad, susurro y grito, aceptación y rebeldía.

Las sociedades modernas nos empujan constantemente hacia la docilidad.

Nos enseñan a ser silenciosos, a mantener la compostura, a no perturbar el orden establecido.

Sin embargo, toda represión tiene su límite.

Como el viento que ahora se rebela, llega un momento en que la autenticidad exige su lugar, rompiendo cualquier barrera que intente contenerla.  

Esa manifestación,

Aunque dolorosa,

También es liberadora. El viento subversivo limpia, remueve lo estancado, y abre paso a la posibilidad de renovación.

De igual manera, nuestros momentos de confrontación con la verdad —aunque al inicio sean turbulentos— suelen conducirnos hacia espacios de mayor claridad y honestidad con nosotros mismos.

Quizás no debamos temer tanto a esos momentos de subversión.

Tal vez sean necesarios para recordarnos que estamos vivos, que sentimos, que no somos máquinas programadas para la complacencia eterna. 

La subversión del viento nos recuerda que la naturaleza —al igual que el espíritu humano— no puede ser domesticada por completo.

Al final,

Como sugiere el viento con su cambio de temperamento, todos tenemos un límite.

Todos llegamos a ese instante en el que no podemos seguir escapando, donde la única salida es atravesar aquello que tanto evitamos.

Y es precisamente en ese acto de confrontación donde descubrimos nuestra verdadera fortaleza, nuestra capacidad de transformación y,

Finalmente, 

Nuestra paz interior.

La subversión del viento nos recuerda que la naturaleza —al igual que el espíritu humano— no puede ser domesticada por completo.

-Mariela

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