La boca de los secretos

La boca de los secretos

Escrid S

20/06/2025

Este lugar, era mi hogar o así creo poder llamarlo. Llegue acá después de caminar en la nada misma debajo de la sombra de los arboles que me cubrían amablemente de la calidez, a veces exhaustiva, del sol que posa sobre las nubes mientras nos observa o nos juzga, a este punto ya no se que hace ahí, pero mientras no me haga ninguna maldad ajena a lo natural estaremos en una tregua eterna. En este lugar encontré a un semejante, no era extraño encontrarme con símiles a mi, pero era extraño hasta cierto punto geográfico, ver que el era amado en este pueblo, normalmente pasamos desapercibidos, mimetizados con la sociedad. Después de recorrer las calles algo solitarias ya que eran casi las 12 de la noche, fui a buscar a mi compañero si es que puedo llamarlo así, solo me quería presentar y que me cuente acerca de este lugar que parecía tranquilo, cuando lo encontré en el techo de una librería me acerque sutilmente sin miedo a generar sonido en mis pisadas para no asustarlo en el peor de los casos, me senté a su lado después de un breve saludo y fui directo a lo que vine, un estudio breve. Me contó que en este pueblo no había nada fuera de lo normal, mas que se había quedado un poco en el tiempo aunque no lo suficiente como para decir que estaban en la época medieval o en la era de piedra, me comento algo de lo sumamente interesante, dijo que no importaba el horario del día que estas personas se veían sometidas a un peligro invisible, un algo que en cualquier momento ponía sus manos sobre el lienzo que es el pueblo y sus habitantes por consecuencia. Cuándo este algo se ponía en su deber inexplicable, las personas eran tragadas de una manera furtiva, en este acto casi imperceptible para las personas, mas allá de su visión y memoria. Sometidas y engullidas en los labios rígidos y fríos de la tierra debajo de sus pies. Mas allá de explicarme esta situación me dijo que era un lugar tranquilo donde hace 3 a 4 años había un población grande donde había la paz y la solidaridad era una moneda de intercambio común. El se presento al final de nuestra charla, ya que me olvide de presentarme a la par de mi investigación, me dijo que no tenia nombre, pero que en el pueblo lo apodaron Hyp porque siempre lo encontraban durmiendo en los tejados de día o hasta tarde, el pasaba su tiempo observando a los transeúntes, se quedaba reposado como si fuera un alumno del cielo o del mas allá. No tenia lugar en el que ir a descansar así que opte por quedarme a su lado sin interrumpir su extraño hobby hasta pasadas unas cuantas horas a la luz del alba me llamo de urgencia con un chasquido de su boca, acudí, algo somnoliento, a ver que ocurría hasta que presencie con mis ojos entrecerrados como la monja de la iglesia era consumida por ese vacío, por esos labios apagados y sin vida, la escena fue tan pulcra que lo único que me imagine en el instante en el que paso es que no fue nada, no resultaba algo aterrador sino mas bien cotidiano diría, lo asimile en el como yo comía las uvas del camino aquí, después de eso opte por ser el compañero de campaña de Hyp.
Así anduvimos durante días, tantos que ya no me acuerdo, presenciando acto de lo inexplicable, buscando el ¿Por qué?, fue así hasta que lo halle. Por obvias razones no nos podíamos quedar en los tejados de sol a sol porque necesitamos recargar fuerzas y como yo era alguien nuevo en esta zona el encargado de buscar las provisiones era Hyp hasta que por fin encontré o encontramos, de forma técnica, el porque de esos labios divinos, supe bien porque los habitantes de ese pueblo padecían dichas escenas, cuando vi el cuerpo tieso del que puedo decir que considere mi amigo, en un baño cruento de color bordo, al lado de un niño sujetado al filo de los labios, que extrañamente los veía hermosos entre las tímidas lagrimas que brotaban de mis ojos.

Después de esa noche supe mi nombre, ahora yo era Hyp el gato de los tejados, pero no el del pueblo

Etiquetas: microrrelato

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