FUEGO DIVINO

FUEGO DIVINO

Tito

26/05/2025

CRONICAS DEL DESPERTAR FINAL – III

FUEGO DIVINO

Año: 1999

El sueño comenzó con la certeza de que no habría escape. Lo sabía. Desde el primer instante.

Estaba en Casco Antiguo, corriendo descalzo por la calle empedrada. El cielo había enrojecido como si estuviera ardiendo desde adentro. Y desde lo alto, una figura gigante descendía con furia. No era un ángel. Era Dios.

Pero no como en los cuadros ni en los sermones.
Era fuego, voz, ira, luz y justicia.
Y me estaba buscando.

—¡TÚ! —tronó desde las alturas—. ¡TÚ tienes la marca!

Bolas de fuego cayeron desde el cielo. Cada una explotaba como meteoritos contra las iglesias, las plazas, los balcones antiguos. Yo corría, me escondía en portales, tras pilares coloniales. Pero la luz me encontraba.

Y mientras eso ocurría… él apareció.

El Diablo.
Con copa de vino en mano.
Sentado en el campanario de San José.
Riéndose.

—Corre, corre… que hasta el cielo te odia ahora.

Pero yo no tenía miedo. Sorprendentemente, no. Había algo en mí que lo había aceptado. Había algo que sabía que esa persecución no era castigo, sino parte de algo mayor. Algo que se repetía.

Un ciclo.

A los tres años morí.
A los 21 fui juzgado.
A los 25 me oculté bajo tierra.
Y ahora, a los veintisiete, era perseguido por Dios mismo.

¿Por qué?

Desperté con las sábanas ardiendo de sudor, la boca seca, el corazón en llamas.

Y al lado de mi cama, en el suelo, una huella negra quemada como de ceniza.

La forma de una pisada…

Gigante.

Y divina. 

FIN

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS