Anulada mi capacidad de razonar
solo me resta pedirte otra despedida de cerca
de aquellas que terminaban queriéndonos odiar
con ansias de que las encías sangren de no tener pereza.

Quisiera salir de esta área y cruzar la frontera de la moral
atados nuestros átomos, atónitos atomizados al respirar
vacío ante tu carencia, reacio por protestar
que solo la barrera que mata lo natural sea vista como osamenta.

Que si se alza el llamado, se corresponda con un instante,
que esas flores que te dí, me las devuelvas con tus margaritas
imperativo ante lo impulsivo de lo iracundo vagante
lealtad al día siguiente, que desolado al paso de la visita.

Se hallará el crimen perfecto con dos víctimas
que la vigilia primate se ate, vigilante a la hora del té
sigo esperando que la sombra de la curva se realce ígnea
lobo lóbrego loco al ataque de la coraza de piel.

Ciencia y creencia, eternidad y punto dicto,
ante la demencia intensa terca tersa de tu hambre
esencial audiencia de mi conciencia recta en el centro del infinito
reparte con tu arte, intensa, ese perfume como al sentir tatuarte.

Etiquetas: poesía

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