El AMOR QUE DUELE

Qué tristeza es sentir, en la piel y en el alma,

que todo lo entregado regresa en espinas;

aunque di con amor, aunque di con calma,

en sus ojos soy sombra, soy grieta, soy ruina.

Si protejo con furia, me llaman tirana,

si me alejo en silencio, me acusan de hielo;

y así voy desgarrándome, día tras día,

sin saber cómo amar sin perder el consuelo.

¿Qué falta he cometido? ¿Qué crimen, qué herida?

Si solo he querido, si solo he cuidado,

si en su nombre mi pecho se hizo medida

de todo lo bueno, lo dulce, lo amado.

Darle mi todo, mi abrigo, mi aliento,

¿fue error de quien ama sin límite o pausa?

Hoy me duele la ausencia, me abruma el silencio,

como un eco que late y no encuentra su causa.

Cómo es que el amor, tan noble y tan cierto,

se torna en ceniza, me arde en el pecho,

cómo puede doler ser madre primero,

como duele una luz que se apaga en su centro.