BASTONES…cada miércoles

En las calles grises, donde la justicia parece un eco lejano,

un ejército de veteranos, apoyados en bastones,

reclama lo que es suyo, con paso lento pero firme.

Años de trabajo, aportes y sudor,

recompensados con una pensión miserable.

Pero hay otro bastón, uno que no apoya,

sino que golpea, que hiere, que humilla.

El bastón de la policía, que se utiliza para reprimir,

para silenciar, para castigar.

La lluvia cae sobre sus cabezas, el cielo está llorando,

mientras ellos siguen adelante, cabeza alta, mirada firme.

No se rinden, no se callan, aunque la respuesta sea la fuerza y la violencia bruta.

Una anciana, de más de 80 años de vida,

es tirada al piso, de una trompada, sin piedad.

Oculto tras las nubes, el sol sigue brillando, sigue calentando,

aunque débil y lejano.

Los ancianos, con ojos cansados,

preguntan a los uniformados: «¿No tienen padres, no tienen abuelos?»

A pesar que usen el bastón golpeador, aunque los repriman,

el reclamo seguirá, seguirá …

Y aunque la justicia parezca un eco lejano,

su lucha no será en vano.

Porque en la lluvia de la injusticia,

hay una semilla de esperanza que germinará.

Están viejos, no vencidos, siguen de pie, siguen luchando.

Su voz, aunque temblorosa, aunque débil,

es la voz de la verdad, es la voz de la lucha.

Aunque el viento la lleve, aunque la lluvia la apague,

su reclamo seguirá, seguirá …cada miércoles.

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