La tempestad arrecia. Repica el teléfono. Su hijo, quien vive en Chile, cuenta que concursa por un viaje, y la invita a ir con él. Lo da por hecho. Tienen años que no se abrazan y ella anida la ilusión. El clima frío le atemoriza.
Mientras escucha la canción «Soy lo prohibido» mira sus manos y toca cada dedo. La sangre despierta debajo de su piel marchita. El cantar matiza los temores.
Torrentes invaden su mirada. Ella acomoda ropa de invierno en la maleta.

El viaje que aún no he hecho (2ª edición)
OPINIONES Y COMENTARIOS