Una sustancia de materia inversa
desplegada en un cuenco
de umbral envolvente
sin fondo visible.
Ella disuelve la tarde
en su corriente primordial,
escribe la letra indeleble del conjuro
y las promesas absolutas,
encubriendo en su intensa levedad
la intimidad de esa caricia,
Imposible y potente.
El espacio que ocupa es la cuna
donde el árbol sagrado crece
y el amor sana.
Allí muestra su esfera
salpicada de todos los mundos.
En su regazo somos partículas disueltas
en el gran silencio acrílico,
al dormirla protegidos, silentes, invisibles.
Soñamos
mientras su tiempo reina,
transformando el Bosque y el Mar
en símbolos y misterio.
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