JOHAN Y MARAR

JOHAN Y MARAR

Johan vivía en la costa pacífica de Colombia. Llega a la Capital con su madre Rita Porque su padre desapareció. Viven en el Centro de la Ciudad en una casa de inquilinato. (La madre labora de noche)

Desde pequeño, quedaba encerrado en el cuarto en la oscuridad, con agua de panela y pan. Una noche, Su tío con efectos de trago se benefició de su ingenuidad. Con dolor le cuenta a su progenitora que no le escucha. Él Sale a vivir a la calle y aprende a sobrevivir y defenderse con ley del más fuerte, entre las galladas. Trabajaba desde los siete años vendiendo dulces, galletas en los buses. Un día al terminar su jornada, escucha música, cantos, risas. Y asoma su carita por una rendija y sus ojos se iluminan al ver niños muy felices bailando y decide preguntar si puede entrar. Es la primera vez que ingresa a una escuela.

Allí Marar lo recibe con una cálida bienvenida. El salón está decorado con murales diseñados por los mismos estudiantes. (dirigidos por ella, su profe Maninita) Hay espejos en las paredes.

La vida los confronta. Marar vivía en el Poblado. Desde los ocho años vendía tinto con arepas cerca de los semáforos. Se traslada a la ciudad porque un amigo de su madre aprovecha de su inocencia. Quiere estudiar y logra vincularse como cuidadora de niños en un centro Parroquial y Licenciarse. Así es promovida como profesora de Artes en esta Institución.

Johan baila y canta con mucho ritmo. Posteriormente termina sus estudios e ingresa a una Academia de baile y allí conoce a una compañera, Carmen, que lo motiva a viajar y trabajar en su grupo de danzas.

En una tarde soleada ingresa un joven uniformado a este Centro Educativo (Julián) a apoyar en Recreación. Al encontrarse con Marar Se detiene el tiempo en sus miradas y latidos.

Establecen una gran amistad. Hasta que Julián es reclutado a otra ciudad. Dejan de encontrarse.

Pero en la mente de la profe queda este recuerdo maravilloso. Así pasa el tiempo y al cumplir la edad de retiro. Le es negada su pensión. Esto le afecta sumergiéndola en una profunda melancolía.

En una fría mañana ve a Julián, que le da la mano y salen hacia un bello jardín, rodeado de árboles de todos los colores, un aroma dulce y seres amorosos les dan la bienvenida.