Una niña parecida a muchas, sobresaliente en su traje de baño azul, corría por la playa mientras la arena le quemaba los pies. El piso era lava y para llegar a la orilla debía sobrepasar el obstáculo con gran valentía. Era su aventura.
Cuando sus pies sintieron la arena mojada debajo, la pequeña sonrió, y con su pala se puso a excavar. Su cabeza estaba decidida: cavaría y cavaría hasta llegar al otro lado del mundo y así poder conocer lugares nuevos y no quedar encerrada en su pueblo en la costa. Igualmente, nunca podría irse por tanto tiempo, porque ella necesitaba su encuentro diario con el mar y no podía abandonar la enorme playa sin que le tire un poco el corazón, así que el pozo sería una gran forma de ir y volver rápidamente.
No pasaron ni diez minutos que el sol, brillando en lo alto entre las nubes, comenzó a agotar a la niña, y esta, con ganas de descansar un poco, fue a encontrarse con su amigo el mar. Este mismo la saludó con espuma en sus pies y la niña saltó de alegría y se adentró más. Sus manos seguían firmemente agarradas a la pala, y notando cómo las nubes se habían apropiado del sol, no se dio cuenta de la fuerte ola que se avecinaba y le abrazó de pies a cabeza. La niña, en su propio mar de desesperación, agarró aún más fuerte su juguete e intentó patalear para salir. Fue en vano. Ella seguía girando y girando bajo las aguas, sin poder nadar al no tener uso de sus manos. Fue entonces en el segundo donde quedaba elegir actuar entre el miedo a la muerte y la futura nostalgia por algo amado, que la pequeña soltó la pala y usó sus brazos para ir a la superficie. Cuando logró llegar,dio una gran bocanada de aire y sintió que la marea le devolvía el suelo a sus pies, pero al costo de su preciada pala.
La joven entonces se salió del mar, y acomodándose su elegante bikini color violeta, caminó devuelta hacia la pequeña playa para tomar sol. Mientras tanto, en camino al horizonte, un pequeño objeto destellaba bajo el cielo despejado, y al cerrar los ojos, la joven percibió un olor a pasado mientras se deleitaba con el canto de su viejo amigo el mar.
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