Si fuese uno de los poetas malditos,

te podría escribir unos versos maravillosos,

sin embargo soy solo una mala copia de Baudelaire, de Rimbaud.

Pero justo hoy, 14 de febrero, inspirado en ellos,

quiero dedicarte estas torpes palabras.

En el abismo de mi alma, tú eres la llama

que arde sin cesar, la pasión que me consume.

Eres como una droga que me hace soñar,

el veneno que me hace vivir.

Tu amor es un infierno que me atrae,

un abismo sin fondo que me hace temblar.

Es un éxtasis que me hace gritar,

un dolor que me hace llorar.

Eres mi demonio, mi ángel caído,

mi razón de ser, mi perdición.

En tus brazos es donde encuentro las mil muertes,

donde mi corazón late con fuerza y desesperación.

No solo un día, no solo una hora,

sino siempre, en todo lugar.

Te amo en la oscuridad y en la luz,

en la locura y en la razón.

Eres mi compañera, mi amiga, mi enemiga,

mi razón de vivir, mi muerte.

Te amo sin límites, sin condiciones,

sin fin, sin medida, sin cesar.

No solo un 14 de febrero,

todos los días, te amo, te odio, te deseo.

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