Una chispa misteriosa

Desde que éramos niños, siempre supe que había algo extraño en mí. Algo oscuro que no podía entender ni controlar. Cuando te conocí, fue como si una chispa se encendiera en lo más profundo de mi ser. Había algo en ti, una luz, una paz, que me atraía con una fuerza incontrolable. Pero también me aterraba. Porque al mirarte a los ojos, sentía que podías ver más allá de las capas que había construido para protegerme. 
Me da miedo mirarte a los ojos. No es que no confie en ti, sino que temo que puedas leer lo que llevo dentro. En lo más profundo de mi ser, hay algo oscuro, una sombra que se agita y susurra, que amenaza con devorar todo lo que soy, todo lo que quiero ser. 
Lo intento, de verdad, intento mantener a raya. Uso cadenas de acero, de esas que no se ven pero pesan más que cualquier metal, y cada noche, cuando todo se calma, trago las pastillas que me dan las fuerzas para adormecerlo, para dejarlo en silencio. A veces me pregunto si esa es la única forma de seguir adelante, si soy capaz de vivir esa constante batalla interna.

Pero hoy… hoy siento que está más cerca que nunca. Y tú, con tus ojos tan penetrantes, tan llenos de vida, eres el riesgo que no puedo correr. Porque sé que si me miras demasiado tiempo… podria estallar el mundo entero 
Te lo ruego, no me mires a los ojos. No por mí, no por el monstruo que habita dentro, sino por lo que podría hacer.