Perdió color el verano

Recuerdo estar con mi hermana en la sobre mesa de los días de verano mirando el zócalo que rodeaba nuestro chalet. Nuestros padres nos daban pinturas para dar rienda suelta a nuestra creatividad bajo el agradable sol de las cuatro de la tarde y el sonido de las cigarras escondidas. Ellos, mientras, pasaban el sopor viendo la siguiente etapa de la vuelta ciclista.

Mi hermana se enfundaba unas gafas de montura color nácar que usó mi madre durante sus años de universidad. Lista con su bañador puesto esperando a las cinco para ir a la piscina, agarrando un pincel dándose golpecitos sobre la boca y la mano sobre la cadera haciendo un pequeño balanceo miraba la pared y me decía:

         – Mmmm hoy te toca hacer el árbol. ¡En color blanco, que no se te olvide! – Yo tenía que pintar en                blanco y ella podía usar colores. Mi hermana era la artista que pintaba y yo cinco años más pequeña            obedecía sus instrucciones sencillas para no estropear su arte.

          – Haré el hada sobre el campo por…aquí y los niños corriendo por este lado ….Esta historia se va a             llamar “¡El hada no volverá, pringaos ¡”

  A mi todo me parecía bien, para mí era una fantasía poder pintar y que mi hermana me dejara estar con ella antes de volver a su grupo “de los guays” del pueblo.  Cada día ella pintaba un trozo de zócalo, se inventaba la historia y yo podía añadir cualquier elemento en blanco… Siempre en blanco y particularmente pequeño. Por si salía mal, ella, le daba color.

Cada verano se iba completando más parte de aquel zócalo con colorines, monigotes, dibujos en blanco hasta que llegó un verano que fueron desapareciendo los colores y había más blanco. Solo dibujos pequeños en blanco sin sentido ni historia, esperando colores que ya se marcharon a otros lienzos.

También dejo de haber dibujos pequeños en blanco los veranos próximos y quedó parte de zócalo sin pintar. Y así los veranos marcaron un antes y un después de un colegio, de un divorcio, de un amor, de una muerte, de una casa, de una herencia, de una hija….Y justo hoy Julia mi hija me ha pedido pinturas de colores al ver mis dibujos en blanco.