Flor de lis, según la historia

en heráldica es una representación de la flor del lirio.

Es una de las cuatro figuras más populares de la heráldica,

junto con la cruz, el águila y el león.

He leído que suele representar en color amarillo sobre un fondo azul.

Me he informado que ha representado su flor, un campo, dispuestas de forma ordenada.

Desde la edad media se considera un símbolo de la realeza francesa.

Yo no puedo decir lo mismo,

porque la “flor de lis” que yo conocí

fué una flor distinta,

floreció alguna vez en algún sitio de la octava sesión de mi pago campechano; Cerro Largo.

“Mi flor de lis”, fué en mi familia

el símbolo de respeto y orden para la misma,

de niño iba juntar charamuscas con ella

para darle ese primer golpe de calor,

a una vieja cocina a leña

que se ubicaba en una esquina

humilde de ese lugar que invade las ansias de su aroma único y ancestral.

Así recuerdo nuestra “flor de lis”,

única en su especie

llena de amor, sabiduría y esa cosa que nos hacía pensar

que era un ángel sobre la tierra.

Y tal vez piensen que exagero

pero tranquilamente acepto ese pensar

quien puede sentir lo que yo,

quien como yo supo tener esa flor

sentir el afecto profundo

al susurrarle secretos a mi oído;

que aún perduran en mi memoria.

Y como toda estación tiene su final,

Así como la primavera está el otoño

así como el otoño llega al invierno,

se marchito un día

después de cumplir su ciclo de vida

dejándonos saber, que con poco

bien se puede vivir la vida.

“Flor de lis”, ese es el nombre

que al pronunciarlo aún sin su presencia, eran respetos y halagos

ese era el nombre que alegremente

recordamos con un tenue dejo de nostalgia, pero nostalgia viva.

Feliz, de haber tomado su mano

caminando ese camino

Hasta enfrentar la portera

de tal rústica madera, que en las manos de mi abuela era madera inmortal.

“Flor de lis”, ese era el nombre de mi abuela.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS