El Guardián de los Secretos del Bosque

El Guardián de los Secretos del Bosque

Mateo Arriz

30/01/2025

Elías dio un paso adelante, sintiendo una vibración suave bajo sus pies como si la tierra misma le estuviera dando la bienvenida. Los árboles que lo rodeaban eran enormes, con troncos gruesos como columnas de un templo olvidado, y sus hojas parecían brillar con una luz propia. La atmósfera estaba impregnada de una quietud profunda, como si el tiempo mismo hubiera perdido su curso.

A medida que avanzaba, una sensación de asombro y reverencia lo envolvía. El paisaje parecía sacado de un sueño, pero lo que realmente capturó su atención fueron las criaturas que habitaban este lugar. No eran como los animales comunes que había conocido en su hogar. Aquí, las criaturas se movían en perfecta armonía con la naturaleza, casi como si fueran parte de ella.

Un grupo de ciervos de pelaje plateado cruzó su camino, sus ojos brillando con una inteligencia serena. A lo lejos, una manada de aves de colores iridiscentes volaba en formación perfecta, dejando tras de sí un rastro de destellos brillantes. Elías observó, fascinado, cómo las criaturas parecían conectadas entre sí, como si entendieran un lenguaje antiguo, uno que él aún no comprendía.

Al seguir el sendero que se abría frente a él, Elías se adentró más en este mundo desconocido, hasta que llegó a un claro. En el centro del claro, una enorme piedra plana estaba tallada con los mismos símbolos que había visto en el cuaderno. La piedra parecía pulsar con energía, como si fuera el núcleo del bosque mismo.

Junto a ella, una figura apareció. Era una mujer de cabello largo y plateado, vestida con una túnica que parecía estar hecha de las mismas hojas y ramas que los árboles. Su presencia era tranquila, pero su mirada estaba cargada de una sabiduría que parecía trascender el tiempo.

«Has llegado», dijo la mujer con una voz suave, como el susurro del viento entre los árboles. «Este es el reino de los secretos guardados. Y tú, Elías, has sido elegido para descubrir lo que el bosque ha estado esperando.»

Elías, asombrado, dio un paso hacia ella. «¿Qué es este lugar? ¿Qué secretos guarda?»

La mujer sonrió, y sus ojos brillaron con un conocimiento profundo. «Este bosque no es solo un refugio. Es un lugar de sabiduría ancestral, un puente entre mundos. Cada árbol, cada piedra, cada corriente de agua tiene una historia que contar. Pero no todos están destinados a escucharla. Solo aquellos que caminan con el corazón abierto, aquellos que entienden el valor del silencio, pueden descifrar los secretos.»

Elías sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al comprender que no solo había encontrado un refugio, sino que había llegado a un lugar de gran poder. «¿Cómo puedo entender lo que el bosque quiere enseñarme?»

La mujer señaló hacia el horizonte, donde un río de aguas cristalinas fluía hacia una montaña lejana. «Allí encontrarás lo que buscas. Pero recuerda, Elías, los secretos no siempre son fáciles de entender. A veces, la verdad se oculta en lo más profundo, donde la luz no llega. Tienes que estar preparado para lo que descubrirás.»

Elías la miró, sintiendo una mezcla de emoción y miedo. Sin embargo, algo dentro de él lo impulsó a seguir adelante. Sabía que este era su destino, el siguiente paso en su camino. «Voy a ir. Quiero aprender.»

«Entonces, ve», dijo la mujer, y su figura comenzó a desvanecerse en el aire como si nunca hubiera estado allí. «Recuerda, el bosque siempre está observando.»

Elías, decidido, comenzó su viaje hacia la montaña, el corazón latiendo con fuerza. Sabía que las respuestas a sus preguntas estaban allí, en lo profundo del bosque. Y al igual que las historias que había escrito en el cuaderno, este viaje también sería suyo para contar.

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