El bañador azul

El bañador azul

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– ¡Mamá, búscame el bañador azul! – gritó Alicia desde su habitación, emocionada por el primer día de piscina de un verano brillante, eterno y pegajoso.

– ¿Qué bañador azul? – respondió su madre, aún adormilada después de una siesta en la que cada minuto había caído, cansino, del reloj, mientras Alicia lo miraba impacientemente.

– El que tiene el dibujo de un gatito en el centro; un gatito con un flotador. – Había sonado algo impertinente, lo sabía. Pero era su bañador favorito. No quería ni imaginar la idea de que pudiera haberse perdido o, peor aún, que su madre lo hubiera tirado.

– No sé si te vendrá – contestó su madre mientras dejaba el bañador, guardado desde el año pasado, sobre la cama.

Alicia no entendió muy bien a que se refería, pero tampoco le dio demasiadas vueltas. Antes de que pasara un minuto, estaba mirando aquellas patitas blancas chapoteando en el agua turquesa, y le pareció tan bonito como siempre.

Al llegar a la piscina, vio a algunas de sus amigas. Estaban sentadas en las tumbonas, hablando entre ellas. Aquello le resultó extraño; ¿por qué no se estaban bañando, con el calor que hacía? Se acercó a ellas para preguntárselo, y lo que vio le sorprendió aún más: todas llevaban bikini.

Las miradas se volvieron hacia Alicia, y notó cómo se clavaban en el gatito dibujado en el bañador. Instintivamente, cruzó los brazos alrededor de su cintura, tratando inútilmente de taparse.

– ¡Hola!, ¿vamos a bañarnos? – les dijo, deseando que el agua la tragara cuanto antes.

    Recibió respuestas ambiguas y miradas esquivas. «Si, ahora vamos»; «Yo quiero tomar el sol»; «Yo es que tengo la regla».

      Aún sin entender nada, se sentó junto a ellas, enrollando su cuerpo en la toalla.

      – Me viene pequeño, puedes tirarlo si quieres – Le dijo a su madre al llegar a casa, casi lanzándole el bañador, seco después de una tarde de piscina.

        Mientras se lo llevaba, pudo entrever por última vez aquella bolita blanca encaramada a un flotador, y se le humedecieron los ojos al darse la vuelta para subir a la habitación.

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