Ella no sabía llorar, bueno quizás es que solo lloraba para adentro. Cuidaba a sus hermanos y ayudaba en la casa como si fuese una persona mayor. Le encantaban las meriendas cenas en El Campito, un descampado donde crecían malvas, amapolas y cardos. En primavera su madre y algunas vecinas hacían tortillas de patatas y con algo de fruta desplegaban un mantel en el suelo, y comían y jugaban. En El Campito los niños, que nunca habían conocido otro campo que éste, vivían la ilusión de hacer una excursión.
Ese día el padre decidió acompañarlos, y Ella estaba alerta, procurando que los niños no alterasen su humor. Pero enseguida todo estalló. Mamá no había traído vino. La niña se ofreció a ir a comprar una botella a la bodega más cercana. Y entonces Ella se convirtió en el objeto de los insultos. La cogió del pelo y la sentó con un “tú te quedas aquí”. Ella no lloró. Tampoco comió. Veía a madre intentando que su padre comiera algo, mientras los niños jugaban. Mamá contó orgullosa el premio que había recibido Ella por un dibujo. Esto aumentó el desprecio del padre, “se va a dedicar a hacer monigotes cuando no trabaje de puta”. Ella se levantó y salió corriendo sin escuchar las llamadas de su madre.
Caminó por el barrio, temblando. Se sentó en una plaza para recuperar el aliento. ¿Y si no volvía? Pensó. A sus doce años hizo cálculos de cómo podría vivir lejos de casa. Ella sabía cocinar, limpiar y cuidar niños. Podía trabajar de niñera. Pero no sabía dónde. Después de un tiempo de deambular sin rumbo, derrotada en sus planes de independencia, subió a la casa. Le abrió su hermano, y Ella se fue directamente a la cama.
A media noche comenzó a dolerle la tripa, se levantó a vomitar pero no le dio tiempo a llegar al baño. Enseguida limpió el suelo. Al sentarse para hacer pis vio que tenía las bragas manchadas, y entonces comenzó a llorar hacia fuera.
No sabía qué hacer.
Cuando llegó al cuarto de sus padres para pedir ayuda, el corazón se le paró. Su madre estaba en brazos de su padre, besándole.
Salió corriendo.
Se sentía traicionada y sola. Hecha un ovillo en la cama comenzó a planificar mejor la huida
OPINIONES Y COMENTARIOS