Devórame, ahí, justo donde mis curvas son revueltas,
ahí donde tus besos acaban y mi alma se revienta.

Bésame, ahí donde el calor es más intenso,
hasta donde tu lengua llega y mi cuerpo se calienta.

Apaga el fuego y devórame lento,
bésame ahí en la orilla, donde se desatan mis pesadillas.

Devórame lento y déjame sin aliento,
que no quede ni un solo rincón de mi cuerpo
clamando por más tiempo.

Etiquetas: poesia erótica

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