Estoy sentado en mi nuevo lugar, con los ruidos de la fiesta de fin de año de fondo. Tratando de recordar las palabras de Mario Benedetti que decía algo así como: “vale la pena empezar una y mil veces media vez se tenga vida.”

La verdad es que nunca había tenido tanto temor de iniciar a escribir algo, quizá porque hoy quiero escribir más allá de mi imaginación, desde mi corazón…

El inicio es algo que nos llena a todos de incertidumbre, de preguntas, incluso de miedo. Porque si no es así no es un inicio en realidad.

Cuando comenzamos el andar de la vida no sabes a ciencia cierta como daremos el próximo paso, si caeremos o tropezaremos, quizá corramos al encuentro de una meta que cuando iniciamos parecía inalcanzable, pero hoy la vez a la vuelta de la esquina. ¿Cómo es eso? Muy simple, como dio Confucio: “el viaje de mil leguas se inicia con el primer paso.”

El inicio. Podemos escribir mil cosas acerca de él, se han dedicado poemas y obras teatrales que retratan los retos de arrancar algo nuevo, los consejeros modernos se han llenado los bolsillos de dinero tratando de inspirar y motivar los nuevos inicios toda la vida, pero solo cada uno de nosotros sabemos cuándo debemos dar ese primer paso, a veces por determinación propia, otras por las circunstancias que nos rodean y otras más porque nos empujan sin remedio a hacerlo.

Uno de los temores más grandes al comenzar cualquier cosa es que no sabemos si tendremos éxito en lo que nos proponemos, en hacer ejercicios, por ejemplo, o en iniciar una dieta, comenzar algo que no estábamos acostumbrados es pelear contra la costumbre. Esto a lo mejor es de lo más difícil para el ser humano.

Muchas veces preferimos no hacer el esfuerzo, no arriesgarnos al fracaso y como dicen por ahí: “Quien no intenta, no fracasa”.

Si tuviera que imaginarme al inicio como una persona, que es el objetivo de las historias de este libro, me lo supongo como una personita muy pequeña de estatura, de figura, tal vez hasta débil. Y para adornar esa figura, una personalidad muy introvertida, tímida que no puede hablar con los extraños por más necesidad que tenga.

Pero así con la fragilidad que vemos en él, así mismo tiene una inercia tremenda, es esa habilidad de no detenerse cuando da el primer paso, sin importar lo difícil que pueda ser el camino, sigue sin dudar porque en realidad no puede detenerse, no sabe cómo; es una personita que aunque caiga, se levantará, mitad por determinada y mita por necia, pero no dejará de andar hasta que se vea transformada de esa débil figurilla a un a fuerte y corpulenta silueta, que por supuesto ya no se puede llamar inicio; será lo que tú quieres que sea, éxito, quizá. Victoria a lo mejor o simplemente podrás llamarla cada vez que te veas en el espejo.

Amigo, hoy es la oportunidad de que sea tu inicio, no lo dejes para después.

FIN

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