El eco del silencio.

El eco del silencio.

Yasmina Soledispa

13/01/2025

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Era un día como cualquier otro en aquel coliseo, donde las sombras bailaban sobre las paredes blanco y rojo, reflejando los movimientos de quienes allí se entrenaban. Pero ese día en especial, Beatriz sintió en el aire que algo había cambiado. El maestro José, antes tan bondadoso, ahora la miraba con una malicia que no había notado. Su voz, suave como un susurro, le invitó a quedarse cuando los demás estudiantes ya se hubieran ido, pero en su interior algo le decía que debía irse también.

Ella, tan pura y pequeña, no entendía las señales. Sus ojos estaban llenos de la inocencia de los que aún creen que el mundo es un lugar seguro. “Ven”, le dijo él, “tengo algo que enseñarte”. La niña no comprendía, pero lo obedeció, como siempre había hecho.

La puerta se cerró con un clic estremecedor. Y entonces, todo lo que conocía comenzó a desmoronarse. El aire se volvió pesado, el tiempo parecía infinito. Sentía la piel erizada y el corazón latiendo a millón. No sabía qué hacer ni qué decir, sus palabras enmudecieron en su garganta. El maestro, tan cercano, tan distinto a la figura protectora que había conocido, ahora se despojaba de su humanidad.

Ella miraba sus ojos, buscando respuestas, pero solo encontró la lujuria reflejada en aquel rostro. No entendía lo que sucedía. Su cuerpecito, un mapa que aún no había descifrado, fue obligado a sentir algo que no podía nombrar. Y antes de que pudiera comprender, el mundo volvió a moverse. La puerta se abrió con el mismo clic, pero esta vez el sonido era diferente. La luz que entró en la habitación era cálida y llena de promesas.

Era su madre, su lugar seguro, su refugio.

“¿Beatriz?” La voz de su madre, tan conocida, tan profunda, rompió la maldición. Beatriz, sin saber por qué, corrió hacia ella, sin palabras, sin explicaciones. Solo con los brazos abiertos, buscando la seguridad que siempre había dado por sentada.

El abrazo de su madre la envolvió, pero dentro de ella, un eco resonaba. Un susurro de tristeza y confusión que aún no sabía cómo callar.

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