MSC

Somnolencia.  Las tres de la mañana. Movimientos lentos, repetidos.  Levantarse, ir al baño, no olvidar las cosas que siempre se dejan para el final. Últimos gestos: llaves, puerta. Partir. (Quizás fueran hechos mil veces, antes, después).

El viaje era nuevo. No la circunstancia: vacaciones. Se agolpaban los recuerdos de otras (¿mías, ajenas?). Perder la noción de la rutina por unos días y emprender una aventura…

La expectativa: placer, disfrutar, desconectarse de la realidad (¿Cuál?). Ahora unas nuevas y sin embargo reiteradas, elaboradas día a día; casi una obra artesanal surgida de la arcilla inerte formada en nuestras manos, amasada con nuestros sueños (¿nuestros?). Vacaciones al fin.

Despertar en un crucero es casi superar los sueños de cualquiera. Inimaginable. Queremos asirlo todos los detalles: imágenes y rincones de un enorme barco de doce pisos por casi trescientos metros de largo. Imposible recorrer sus recovecos. Imposible pensarlo.

Cada noche un nuevo itinerario: hora de llegada, comidas y espacios asignados. Vestimenta formal o informal. Llevados de la mano por el placer de querer disfrutar veinticuatro horas. No descansar, vivir.

Una vez en nuestra cabina, palpar lo nuevo, asirlo para hacerlo nuestro (¿nuestro?). Escarbar en esa realidad hasta sentirnos cómodos. (¿Cuántos en esta misma cama, repitiéndose?). Gavetas, baño estrecho, camas rebatibles, luces tenues y hasta una caja de seguridad escondida detrás de un espejo. Desnudarse frente a él (¿cuántas figuras detrás?).

En la madrugada una sombra entre las sábanas. No soy yo. (¿Por qué tanta certeza?) Es otra. (¿O yo misma en otra vida, en otro tiempo, en otro barco?). La tela sólo exhala sus recuerdos. (¿Sueño o imagino?) El vino de la cena adormece mis sentidos. Sí, hagamos el amor…(¿Su deseo o el mío?).

Lentamente. Como siempre y como nunca. Como si fuera la última vez o la primera. (¿Únicos e irrepetibles?). Sólo somos ecos incesantes…

Saborearse… (¿Habrán pasiones iguales guardadas en estas mismas sábanas?). No, no soy yo. Definitivamente, no soy yo. La eterna duda se ha concretado. Los veo. (¿Sí?). Yacen ahí, en mi propia cama. (Debo despertar para poder gritar…). No puedo creerlo. Les arrojo mi furia en los zapatos. Huyo. (Lejos…donde los sueños no se hacen realidad).

Entonces otro sueño, en otro camarote, otro barco, otro destino. Otra vida, siempre única, repetirá el sueño, el deseo, las vacaciones, el camino, el amor… Una vez, y otra vez, y una vez más hasta el infinito.

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