Fue robada dos veces por aquél hombre, que decía era su padre.
Dos veces, la madre tomó fuerzas, valor e iba a las alcabalas* (puestos de policías en las entradas y/ó salidas de las ciudades y carreteras).
Para alertar a los agentes de guardia que un hombre llamado…., con una bebé con pocos meses de nacida, había sido secuestrada y arrebatada de sus brazos.
Con el corazón en la vista y confiando en el sistema, esperaba con impaciencia el momento de tener a su bebé con ella.
Escondida de la vista del flujo vehicular, oraba en silencio para que todo saliera bien, se acercó un agente sonriente con la bebé en brazos, saboreado una golosina inocentemente.
Fue el segundo intento de robársela a su madre y ¡también fue la última vez que la vio! Se perdió con el aire del mundo, el correr del tiempo puso barrera entre ambos, ó más bien, él.
Con el tiempo llegó un hombre que la adoraba y al cuál, es y será su padre, estuvo ahí hasta que su tiempo se le terminó en la tierra, pero antes hizo mucho.
¡Hubo otra separación! Distante, pero presente siempre y que podía contar con él, si o si.
El amor de ese padre, lo transmitió a su nieto, ya que tuvo la vida para poder saborear ser abuelo y seguir dándole su tiempo, su sabiduría, su lealtad y amor.
A ti, te tengo presente papá.
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