—Me voy.
Se va sin mí. No espera que termine la partida. Me quedo solo en los recreativos, tampoco demasiado solo. Me he encontrado con la soledad, tiene su edad, parca en palabras y vive cerca. Costumbres. El sábado siguiente a la misma hora. Años ochenta, en el barrio nadie tiene teléfono. A los críos tampoco nos hace falta.
Cien pesetas en el bolsillo. Dan para tres partidas y un refresco. Nunca llega tarde. Mi madre se impacienta cuando no escucha el portero automático. Bajo a la calle. Van pasando otros, aquellos a los que no puedo llamar del todo amigos, compañeros de colegio en todo caso. Preguntas. Mi soledad reparte demasiados noes por segundo. Estará enfermo.
Una hora es mucho tiempo para la infancia. Solo. Haré el camino solo, hasta la esquina del juego. La soledad si ha sido puntual a su cita, pero ella se convierte en un francotirador cuando cruza la puerta. Nosotros siempre jugamos a dobles. Hoy la tarde será menos tarde, siempre pierdo a solas.
Quince minutos y una mentira me sacan de casa. He quedado con la soledad por el camino. Habla poco, dice mucho.
— Hay una chica.
Un año es mucha distancia entre nosotros, demasiada, cuando salen a la calle las hormonas. Hoy se me hará de noche. Ella se irá antes. La soledad es hermana y ellos me esperan fuera. En la primera pantalla me iluminan la cara. En la segunda me encierran en un laberinto. Ya he perdido dos vidas. La tercera desaparece en un golpe bajo y un labio partido.
No puedo salir. Su verdad es habernos metido en líos. Cree saber que él me va a llamar al telefonillo. Se equivoca. Llama ella, sabe donde vivo. De nada sirve decirle que no abra. Solo mi madre conoce los extremos de mi castigo. Todavía no sé si se puede llamar a la soledad amiga.
No entiendo nada y entiendo demasiado. Se marcha a hacer la compra y los supermercados están cerrados. Incluso se lleva a mi hermano. Este me saca una cabeza cuando me llama antes de cerrar la puerta. Me susurra:
—Primer cajón de mi mesilla.
Ella me da un beso. Un beso puede durar toda una tarde y una tarde puede durar un año.
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