Cómo separar los sentimientos de los hechos
A medida que procesamos la información en nuestra vida diaria, lo hacemos a partir de razonamientos emocionales. El razonamiento emocional, nos dice «SI LO SIENTO ES VERDAD», e ignora las pruebas objetivas que respalden lo que ocurre a su alrededor.
Aunque es esencial aprovechar la comprensión de las emociones en los procesos de toma de decisiones, hay que saber diferenciar entre los sentimientos emocionales internos y los hechos objetivos externos.
Al hacer esa distinción con claridad, al equiparnos con el conocimiento que nos permite distinguir entre emociones transitorias y objetivos estables, se obtienen los resultados equilibrados que respetan nuestras dos experiencias, a la vez que se coordinan los resultados alineados que reflejan una visión correcta de la realidad. Aqui tiene sentido preguntarse , ¿ES UN BUEN CONSEJO , «SIGUE TU PASION»?.
Si no se controlan estos equilibrios, estos sesgos pueden provocar un aumento de los niveles de ansiedad, que se manifiesta a través de elevados niveles de estrés y síntomas de depresión, incrementando así los riesgos potenciales para la salud.
Cuando se habla de verdades, hay que reconocer que existen dos tipos diferentes: verdades objetivas y sentimientos subjetivos. Las verdades objetivas se basan en pruebas y principios irrefutables que no se ven afectados por percepciones o emociones personales. Por ejemplo, sabemos que es un hecho que la Tierra gira alrededor del Sol.
Nuestras creencias en la emoción se MANIFIESTAN COMO respuestas emocionales profundamente personales, en vez de responder a principios universales como verdades objetivas que no cambian con las distintas perspectivas. Estas respuestas suelen dar lugar a lo que llamamos «opiniones subjetivas».
Si bien ambas tienen importancia hay un lugar único a la hora de influir en cómo comprendemos la realidad de forma adecuada. Confiar demasiado en nuestros propios sentimientos puede dar lugar a que dependamos excesivamente de ellos en lugar de basarnos en hechos reales.
Validar las emociones sin tratarlas como hechos
Nuestro viaje hacia la inteligencia emocional y el autoconocimiento requiere reconocer y validar las emociones que experimentamos. Esto implica reconocer nuestros sentimientos sin juzgarlos ni esperar nada de ellos, reconociendo al mismo tiempo que son respuestas naturales derivadas de experiencias vividas.
Sin embargo, es crucial diferenciar entre afirmar la validez de las emociones y tratarlas como verdades permanentes, ya que las emociones están muy influenciadas por las experiencias vitales individuales, las creencias y las percepciones que guían su naturaleza, con la subjetividad como núcleo. LA PERSONA SUELE PENSAR, «SOY LO QUE SIENTO».. .. OLVIDANDO QUE TAMBIEN ES MUY CIERTO DECIR, » SOY LO QUE HAGO»
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