¿SON ESTIGMATIZADAS LAS UNIVERSIDADES DEL CONURBANO BONAERENSE?

¿SON ESTIGMATIZADAS LAS UNIVERSIDADES DEL CONURBANO BONAERENSE?

¿SON ESTIGMATIZADAS LAS UNIVERSIDADES DEL CONURBANO?

Por José Javier Vergara

Fueron varios los comentarios de parientes y vecinos desaprobando la elección de mi hija por inscribirse a la Universidad de La Matanza. ¿En la Matanza se anotó? ¿Y por qué no en la UBA? Para defender su elección ha dicho que la carrera de su agrado se dicta en pocas universidades y por suerte no estaba tan lejos de su casa. Pero aun así no quedaban muy convencidos.

Este año al contarle a mis amistades que yo mismo estaba cursando en la universidad de Moreno me sucedió algo idéntico: ¿Por qué en la universidad de Moreno? Entonces me puse a investigar de dónde podrían provenir los juicios ocultos en esas preguntas.

Indagué con otros amigos y vecinos y encontré varias ideas preconcebidas alrededor de las universidades del conurbano: la menor calidad de enseñanza, el mayor consentimiento hacia alumnos con menores posibilidades económicas, que son un plan B para asistir a quienes no llegan al centro, etc. A eso se sumaban comentarios más desagradables como partidismos políticos en los programas de estudio, colores de piel de quienes asistimos, la inseguridad del conurbano asociada a estas universidades y demás.

Me aboqué a desentramar los orígenes de estos comentarios infundados, porque yo mismo estaba experimentando que eran mentiras.

La estigmatización es la acción de marcar a alguien como portador de una cualidad o identidad desaprobada socialmente, llevando a su discriminación y exclusión. Puede manifestarse a través de varias formas, incluyendo el rechazo social, la discriminación y el aislamiento. En las odiosas comparaciones con el conurbano bonaerense, aparecerá la discriminación y la comparación entre el centro y la periferia, “la UBA” versus las demás, pero no tanto con universidades técnicas o privadas cohabitantes en el mismo espacio.

LOS MEDIOS

Quizá la respuesta estuviera en las bajadas de línea de algunos medios de comunicación como el siguiente artículo periodístico cuyo título ya hace a la creación de sentido sobre las universidades del conurbano:

“Mi papá es carnicero y mi mamá, niñera”. Las universidades del peronismo: atraen muchos nuevos alumnos, pero egresan pocos” y la bajada dice “Las Universidades del Bicentenario fueron creadas en el conurbano durante la presidencia de Cristina Kirchner bajo las banderas de la gratuidad, el ingreso irrestricto y la inclusión, pero se superponen y tienen baja tasa de egresados” (LA NACION, junio de 2024)

Se refiere a las Universidades Nacionales Arturo Jauretche (Unaj), de Florencio Varela, de La Matanza, de Lomas de Zamora, de Quilmes, de Tres de Febrero, de Hurlingham (Unahur), de Avellaneda (Undav), de Marcos Paz (Unpaz), del Oeste (Uno), en Merlo, de Moreno (Unm) y Guillermo Brown (Unab), en Burzaco.

Este artículo fue publicado en medio de un histórico ajuste a las universidades. Nos encontramos desde el título con una crítica dirigida al espacio político gobernante durante su inauguración, haciéndolo responsable de la aparente ineficiencia. La nota abunda en testimonios, únicamente de estudiantes pobres esforzándose, siendo llamativo no haber encontrado ni una sola persona cuyos padres sean comerciantes o profesionales, que los hay muchos; Por ejemplo:“En mi familia son todos bastante humildes. No tuvieron la oportunidad de ir a una universidad. Mi mamá a los siete años ya trabajaba, hacía muchas cosas para ayudar a su familia, después se dedicó a limpiar casas”, dice Facundo. Cursa cuatro veces por semana y tiene dos trabajos, como editor de video y servicio técnico de computadoras” tal si estas situaciones no sucedieran en todas las universidades. Otros ejemplos: “Mi mamá es empleada doméstica y estudió hasta la secundaria y mi papá, colectivero, hasta la primaria. Cuando hice la primera tecnicatura tuve contención económica y el apoyo de mi familia. Me pude recibir por su ayuda, fue difícil”“Mis hermanos trabajan en talleres de costura. Mi papá es carnicero y mi mamá, niñera. No terminaron la primaria. Me están apoyando para que siga la carrera de enfermería. Me gusta mucho. Todavía me cuesta resumir los temas y acostumbrarme a estudiar tanto”; “Mi papá es ayudante de cocina”. “Tengo una hora de viaje desde mi casa. En mi barrio las calles son feas para andar sola y los días de lluvia no puedo salir porque se inunda todo. No puedo venir toda embarrada a cursar. Es una gran ayuda que nos acreditan $9000 por mes en la SUBE para viajar”.

Si bien los testimonios aparentan hacer un especie de reconocimiento y muestran parte de la realidad, en el recorte también caracterizan un grupo social. También se refiere a las construcciones edilicias como grises, monótonas o contenedoras de símbolos políticos en su interior, con frases como “los pañuelos de las Madres de Plaza de Mayo grafiteados en el piso”; “hay fotos de Juan Domingo Perón y Cristina Kirchner”; “La sede de la Uno de Ciencias de Salud, en Merlo, está detrás del hospital Héroes de Malvinas, rodeada por un pastizal en las inmediaciones del río Reconquista. El edificio es una estructura baja, de una sola planta, pintado de gris”. Además de las fotografías a los edificios universitarios, a los jóvenes, los que se decide mostrar, sumado a las estadísticas comparativas de cantidad de egresados entre las diferentes universidades, se trae la contundente conclusión de Marcelo Rabossi, doctor en Educación por la State University de New York y profesor de la Universidad Di Tella. Rabossi cuestiona la tasa de egresados como “realmente baja en relación al promedio del sistema” y además señala que “En el gobierno kirchnerista, fueron beneficiarias de programas y fondos que muchas veces carecieron de transparencia en su ejecución.” El autor del artículo agrega a continuación: “Manuel Adorni, el vocero presidencial, incluso se refirió a las universidades como foco de sangría de ingresos públicos con fines partidarios, o como moneda de cambio con otros sectores.”

En otro tramo dice: “La información oficial del rendimiento y el manejo financiero no abunda” pero brinda los datos de tasas de graduación de universidades nacionales: UBA 39%, Hurlingham 28%, José C. Paz 14%, Moreno 10%, Jauretche 10%, Oeste 3,4%, Avellaneda 1,9%. Y además critica la superposición de las carreras en el mismo territorio, cuestión que no es real.

“Las Universidades del Bicentenario son las casas de estudios jóvenes, de no más de 15 años, que nacieron con un perfil distinto a las históricas emplazadas en el territorio -como las universidades de La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes y Tres de Febrero- y se pensaron con la idea de captar a los alumnos de primera generación, es decir estudiantes que son los primeros en su familia en llegar a la universidad.”

Paremos acá, la idea de “captar alumnos” no debe haber sido utilizado con su único significado: “percibir algo por medio de los sentidos o de la inteligencia, percatarse, comprender.”, sino, al parecer, como es utilizada actualmente, bajo la deformación de “cooptar”: atrapar, apropiarse de, quedarse con.

La siguiente cita del autor del artículo deja en claro su postura:

“El modelo de implantar universidades nacionales en las zonas de más bajos recursos es una experiencia propiamente argentina, un formato que no se replica o que se haya probado en la región. Surgió a requerimiento de los municipios y la política, el simbolismo de llevar el estatus de la modernidad, la cultura y los altos estudios a los sectores de la provincia bonaerense más afectados en su economía, pero careciendo desde el Estado de un plan de fondo que se enfocara en la necesidad de cubrir un vacío determinado en la oferta pública universitaria existente.”

La utilización del verbo “Implantar” supone olvidar la continua y necesaria proyección de universidades en toda la extensión del territorio. Caracterizarla como “una experiencia propiamente argentina” suena a innovador pero también a extravagante. Que haya surgido por “requerimiento de los municipios y la política” y no del derecho a la educación, lo tiñe de capricho gubernamental, de manejo turbio. Y acusar sin pudor que se hicieron “careciendo desde el Estado de un plan de fondo que se enfocara en la necesidad de cubrir un vacío determinado en la oferta pública universitaria existente” es ciertamente un juicio impertinente y una crítica injusta a estas instituciones cuyo nivel de organización y proyección exhaustivo se evidencia en sus innumerables auditorias.

CONURBANO

Una de las cuestiones que más fuerza tiene en esta polémica es la denominación de conurbano. Palabra asociada a un significado de este lado de “la General Paz” y a algo distinto del otro lado. Centro y periferia. El anillo concéntrico más próximo a la metrópoli. La parte de la ciudad negada por la ciudad. El lugar al que fueron a parar los “cabecitas negras” luego de las migraciones internas buscando vivir mejor. La asociación a lo marginal, lo sucio y peligroso llegó luego mezclado a discursos entre el estigma y la reivindicación. (Vazquez, 2022). Las universidades también están dando esta discusión.

Asimismo, se dice que están instaladas en “zonas de más bajos recursos”. Pero en un mismo territorio convivimos personas de distinto poder adquisitivo con universidades privadas en la misma zona. Como por ejemplo la Universidad de Morón, la Universidad Abierta Interamericana con sus filiales de Castelar e Ituzaingó, la Universidad Kennedy en Morón y la Universidad Siglo 21 en Ramos Mejía. De las cuales, algunas, también están gravemente cuestionadas por su calidad educativa. Pero eso es harina de otro costal.

Por otro lado, decir “estas nuevas universidades representan hoy una oportunidad para aquellos estudiantes que, con el apoyo de sus familias, intentan progresar y transformar a futuro sus condiciones de vida por encima del entorno del que provienen” está ocultando realidades similares de otras universidades como la UBA, la UTN o privadas con muchos estudiantes en esta misma situación. Lo cuenta el ex rector de la UBA Alberto Barbieri:“En esta universidad más de la mitad de los alumnos trabaja y estudia, lo que le da un diferencial positivo”. (Fernández, 2022)

La universidad cerca de nuestra casa es hacer realidad el derecho a la educación para todos y la promesa de movilidad social ascendente. ¡Exacto! Salvo cuando agrega en la misma nota que “todavía les queda sortear la dificultad de adaptarse al ámbito universitario por un problema que no es propio del funcionamiento de las nuevas universidades sino que se arrastra de la educación secundaria: la falta de conocimientos de base sólidos en matemática, comprensión lectora y escritura.” Otra vez un problema general asociado únicamente a las universidades del conurbano. Citar: “Me cuesta todavía interpretar textos porque no tuve una buena base del secundario. Al principio aprobaba con lo justo, me costaba entender” es tendencioso. La pregunta subyacente es cuestionar si los estudiantes del conurbano podrán adaptarse a esta comprensión más elevada.

Sobre el bajo porcentaje de graduados en relación a las casas de altos estudios tradicionales podemos referir nuevamente al exrector de la UBA Alberto Barbieri, quien dijo no preocuparle en absoluto las tasas de graduación en tiempo teórico, (bajaron desde la década del 80) sino que lo importante es finalizar la carrera.

Para concluir el análisis de este artículo de La Nación, ilustrativo por tendencioso, mientras se escribe “La universidad le da una oportunidad a todos” culmina citando al especialista Marcelo Rabossi: “Por más que les acerques las universidades a la zona en dónde viven, el modelo no ha tenido demasiado éxito”. Y así vamos entendiendo los distintos parámetros con que medimos a la educación.

HACEN POLITICA

Otro de los discursos estigmatizantes a las universidades del conurbano, es la acusación de la bajada de línea político partidaria. Y de ello se valieron gobiernos pasados como el actual para hacer el ajuste fiscal: “No hay Plata” y menos para “hacer política”.

Jaime Perczyk, el exministro de Educación nacional dijo “Desde la llegada de la democracia la población universitaria se multiplicó por siete” y que “detrás de creación de una universidad hay una decisión política”. (Perczyk, 2023)

Los gobiernos argentinos que apuntaron contra la política dentro de las universidades fueron los más acérrimos opositores a la democratización del conocimiento. La Noche de los Bastones Largos en 1966 bajo el gobierno de facto del teniente general Juan Carlos Onganía desalojando a la fuerza a estudiantes, profesores y graduados, en oposición a la decisión de intervenir las universidades y anular el régimen de gobierno; la dictadura del 76 secuestrando estudiantes en plena clase; el menemismo sancionando la Ley Federal de Educación y Ley de Educación Superior (LES), entendiendo a la Educación como un bien intercambiable en el mercado y no como derecho y borrando la palabra gratuidad, etc. Se ajustaban a los intereses de empresarios y gobiernos de turno. Recordemos el trunco gobierno de De la Rúa anunciando un recorte que afectaba en 361 millones de pesos al presupuesto universitario que le costó la renuncia del ministro Lopez Murphi luego de tomarse las universidades. A esos gobiernos no les molesta la política en la universidad, eso es ridículo porque se ve todo tipo de contenido político en todas las carreras. Lo que les molesta son los pobres y los laburantes en la universidad que creen suya. No quieren pobres ni laburantes con cabeza propia.

El gobierno actual cuestiona el uso de los fondos universitarios tildándolos como una sangría malgastada en la política y pide auditarlas a pesar de ser autónomas, de ser auditadas por la AGN actualmente y de ser ellos mismos quienes no lo hacen porque derogaron la Ley de financiamiento Universitario. También con mismo criterio busca introducir un artículo “filtro” para impedir la creación denuevas universidades. (LA NACION, marzo 2024).( INFOBAE, octubre de 2024 ).

PRESUPUESTO

Por si fuera poco, pierde toda autoridad mintiendo con un posteó de la red social X: «cada egresado de la universidad pública cuesta al país $3.850.000 por mes, mucho más que la mejor universidad privada del país». Esta cifra incomprobable, además de que “un egresado de una universidad pública cuesta más que el de la privada más cara” viene del título de un artículo de la revista Fortuna (Chequeado, febrero de 2015). El cálculo no tiene en cuenta aspectos como el costo de los distintos tipos de carreras que imparten las universidades estatales y gastos no directamente relacionados con la formación de graduados, como la investigación o las actividades de extensión. Sí sabemos que la inversión anual por estudiante en las universidades públicas argentinas cayó a niveles que no se veían desde 2004. El gasto aproximado por alumno es de $ 1.905.654, lo que representauna disminución del 30% respecto de 2023. (La Gaceta, octubre de 2024).

Cuando los alumnos comenzaron a ocupar edificios educativos, en octubre de 2024, la Procuración del Tesoro autorizó a la SIGEN a controlar los fondos que se destinan a las casas de altos estudios. Esto estaba frenado por decisión gubernamental desde la derogación de la Ley de Financiamiento Universitario. (Infobae,octubre de 2024)

Pero la financiación universitaria no es tan simple de cuestionar porque tiene una amplia trayectoria en materia de derechos. La Reforma Universitaria de 1918 estuvo caracterizada por el anhelo de la reforma social y de un espíritu democratizador. Sus protagonistas cuestionaron su carácter arancelado y elitista: solo las clases acomodadas podían estudiar. El 22 de noviembre de 1949, el gobierno peronista estableció la gratuidad universitaria y el compromiso a financiarlas. Después, el golpe de Estado de 1955 lo derogó, pero en 1973 el gobierno democrático eliminó los aranceles y las tasas académicas implementadas en los años 60. La dictadura militar de 1976 generó un nuevo retroceso. Pero en 1983, se eliminó el cobro de aranceles. Por lo cual se sigue reivindicando el Decreto Presidencial N° 29337/49 por :

*La gratuidad de la universidad y su función como instrumento de igualación cultural, política y social.

*La responsabilidad del Estado en el financiamiento y compromiso activo de la comunidad universitaria con la implementación de políticas de apoyo a la permanencia y egreso de los jóvenes de menores recursos económicos.
*La función transformadora y comprometida de la universidad como centro de debate y de formulación de propuestas para la resolución de los problemas locales, nacionales y regionales. (CIN, noviembre de 2019)

En 2005 al crearse la Ley de Financiamiento de las Universidades Públicas, se establecía que el Poder Ejecutivo Nacional debía actualizar cada dos meses y por inflación tanto los salarios como los recursos para el funcionamiento de las casas de altos estudios. En los últimos 20 años, el mayor incremento en la inversión por estudiante universitario por año se registró durante la Presidencia de Cristina Fernández, con un avance del 47%. El recorte más importante se registró durante el mandato de Alberto Fernández, con una caída del 27%. La inversión por estudiante hoy ya se encuentra en el piso mínimo de la serie. (Chequeado,octubre de 2024)

LOS POBRES

La universidad pública no es gratuita a las arcas del estado. Pero argumentar que son los ricos quienes más impuestos pagan y por eso la merecen es impreciso e injusto porque la mayoría de los ricos trasladan sus impuestos a los pobres. Por el contario, decir que los pobres pagamos los estudios a los ricos, es mentira, porque no solo los ricos estudian, la mayoría trabaja y tiene distintas posiciones económicas. Es equívoco decir que el dinero que va a las universidades podría ir a los pobres, ya que realmente va a los pobres. La transferencia de riqueza de los pobres a los ricos se ve únicamente en el mercado. Es verdad que los impuestos de los pobres financian los Estados y entre ellos a muchos ricos estudiando o no. Pero cuidado, cada vez que los ricos debaten sobre impuestos es buscando su conveniencia, rebajas, moratorias o para fugarlos a los paraísos fiscales. La universidad pública representa la inversión genuina de los habitantes, esfuerzo que vuelve a la sociedad en mejoras de todo tipo. Por eso es menester mantener la educación pública y gratuita como mejor forma de nivelar las desigualdades sociales.

VIDAL Y LAS UNIVERSIDADES

Casualmente María Eugenia Vidal trajo a debate este tema ante socios del Rotary Club cuando era gobernadora bonaerense (2015–2019) “¿Es de equidad quedurante años hayamos poblado la Provincia de Buenos Aires de universidadespúblicas cuando todos los que estamos acá sabemos que nadie que nace en lapobreza en la Argentina hoy llega a la universidad?”

La frase de Vidal pudo tomarse como una discrepancia sobre la creación de Universidades sin garantizar la llegada a ella de los pobres, o como la mayoría lo tomó, en contra del ingreso de los pobres. En todo caso los hechos tuvieron la última palabra. La gestión Vidal ha sido deficitaria, caracterizada por la desinversión, con cierre de programas educativos y diseñada a espaldas de docentes. (Spampinato y Caressa, 2019). Además, era errada su enunciación, ya que antes de su mandato la matrícula en universidades nacionales en el quintil más pobre del Conurbano creció un 47% respecto de la situación en otros países de América Latina, Argentina muestra un resultado más equitativo”. (Tarricone, 2018).

NECESIDAD DE UNIVERSIDADES PÚBLICAS EN EL CONURBANO BONAERENSE

Pero por si todavía no se aclara la necesidad de tener muchas universidades en todo el territorio nacional, hablemos de sus nacimientos: Córdoba (1613), Buenos Aires (1821), Universidad Nacional del Litoral -Santa Fe- (1889) y La Plata (1897). En los primeros 70 años del siglo XX se crearon 7 más, en 1970 había 11 universidades nacionales. Las tasas de egreso eran de 54,5% para 1973, aumentan entre 1974 y 1976 a un 70%. En los años de dictadura los niveles bajan por el efecto de expulsión de docentes y alumnos. A partir de 1983, ya en democracia, las tasas de egreso comienzan a ascender, llegando a un 85,4% para el año 1984. El año 1985, tuvo la más alta tasa de crecimiento en las inscripciones (1102%). En 1990 la tasa de egreso asciende a niveles excepcionales, superando incluso a los egresantes sobre los ingresantes. Luego de 1990, se registra un abrupto descenso en las tasas de graduación, registrando un 37% para 1991, manteniéndose parejas hasta 2004 (entre un 43% para 1992 y un 47% para 2004). (Plotno, 2009)

La creación de nuevas universidades está ligada al crecimiento poblacional. El Ciclo Básico Común (CBC) creado en la UBA en 1985 tras la vuelta a la democracia, se asocia a una restricción al ingreso impuesta por una estructura saturada. Por el contario, algo muy escuchado de los jóvenes ingresantes es que los cursos de ingreso no actúan en el conurbano como “filtro” sino como «puente» con la secundaria. Sin embargo no se les da la misma importancia a las universidades periféricas. Eso quizá tenga como explicación nuestra mirada “centro-periférica”. Crecimos mirando al centro. La modernidad nos programó los beneficios del progreso en el centro y lo peor en la periferia.

Como los objetivos cambian en cada época y gobierno, la universidad pública también. La concepción social cambió junto a la expansión del mapa universitario del Gran Buenos Aires. Durante los períodos 1989-1999 y 2004-2015, fueron creadas 16 universidades en el territorio con mayor población del país.

LA PRIMERA ETAPA (1989-1999), significó una nueva relación entre la universidad, estado, mercado y sociedad. Las nuevas universidades evocaron su pertenencia territorial evidenciando mayor cercanía con el espacio social y municipal: Quilmes (1989), La Matanza (1989), San Martin (1992), General Sarmiento (1993), Lanús (1995), Tres de Febrero (1995). Sin embargo, el repliegue del Estado en los 90´como organizador y regulador social, posicionó al mercado como un actor principal en la asignación de recursos y bienes. La sanción de la ley de educación superior (les) en 1995, puso las bases de una economía de mercado. La educación pasó de ser un derecho ciudadano, a un bien intercambiable en el mercado y posibilitó la diversificación de las fuentes de financiamiento en universidades públicas y el aporte público pasa a ser excepcional.

Entre el 2001y 2010 la población de Gran Bs As pasó de 8.600.000 a 9.900.000. Esa cifra era de gran interés por ser el 10% del país. En GBA solo el 5% de la población mayor de 20 años había culminado el nivel universitario y en CABA un 20%, esto constituía una necesidad de equiparación, pero también de disputa con capitales privados.

LA SEGUNDA ETAPA de creación de universidades (2004 – 2015), tuvo que lidiar con las consecuencias del abandono neoliberal estatal anterior, tendiendo a un modelo ligado a la integración, promoción social e inclusión. (Otero, Corica, y Merbilhaá, 2018). Este tipo de universidades realmente transforma la vida de las personas, sus familias y sus comunidades. Tiene altos porcentajes de estudiantes “de primera generación” y de mayores de 30 años que transitaron estudios o abandonaron por priorizar el trabajo.

Entre 2010 y 2019 la cantidad de recibidos en las universidades públicas creció un 24%, por encima del crecimiento poblacional (10%). En las universidades públicas del conurbano, el desarrollo económico y cultural se traslada a lo regional. Los egresados, ahora son docentes y trabajan dando clases junto a demás profesionales recibidos en la UBA o en privadas. El crecimiento de la población de 18 a 24 años (edad esperada para recibirse) en el periodo es del 122% para los residentes del Conurbano, del 109% para los habitantes de PBA, del 74% para el total de Argentina y tuvo que ver con la creación de ocho nuevas universidades. El 75% del aumento de la matrícula universitaria del conurbano, se dio entre 2010 y 2022 cuando se crearon las nuevas Universidades Nacionales (18 en el país, 8 de las cuales se ubican en el conurbano). (Universidad de Hurlingham, 2024). El tercio de municipios del Conurbano que experimentaron un mayor crecimiento de la población universitaria son de Florencio Varela, Ezeiza, Berazategui, José C. Paz, Almirante Brown, Hurlingham, Moreno y Quilmes. Entre 1991 y 2022 el porcentaje de personas mayores de 24 años residente en el Conurbano con nivel universitario completo aumentó 187%.

¿SON ESTIGMATIZADAS LAS UNIVERSIDADES DEL CONURBANO?

Como ya se dijo, la designación del conurbano corresponde a una delimitación de un territorio por fuera de la ciudad. Si se hace una diferenciación territorial, se produce tambien aislamiento, conflicto con «los demás» y se levantan murallas y trincheras. Cuando se delimitaron territorios entre centro y periferia tambien se intentó afectar el privilegio de la toma de decisiones al núcleo capitalino. Desde esa concepción enquistada, tendrían menor peso de importancia quienes habiten ese suelo, casualmente, los hijos de migrantes europeos y de migrantes internos llamados “cabecitas negras”. Bajo una concepción inclusiva se observarían lazos de enriquecimiento universal, pero esa discusión toca intereses y fibras clasistas. Lamentablemente hubo muchas personas en la historia cegadas por el poder que crearon y odiaron a los pobres. La palabra “aporofobia” es un neologismo acuñado por la filósofa Adela Cortina para referirse al “rechazo, aversión, temor y desprecio hacia los pobres”. (Isasi, 2017)

Las universidades son creadoras de sentidos porque indagan permanentemente el conocimiento disponible. Por eso estuvieron y estarán siempre en medio de discusiones y de intereses políticos y económicos. Las universidades no son ajenas a las lógicas de época e impactan sobre las sociedades, exponiéndolas a constantes demandas y exigencias. Y, al contrario de las universidades privadas, que hacen un uso particular de los conocimientos creados mayoritariamente por universidades públicas, la universidad pública jamás lucrará ni dejará de dar su lucha por la democratización de las ideas y por el derecho social a la educación.

En tal dinámica hay y habrá siempre sectores conservadores ocupados en mantener doctrinas afines a sus intereses económicos, políticos e ideológicos. Por eso crean, reproducen y envían ideas negativas hacia universidades públicas, porque no admiten la existencia de una pluralidad de conocimientos y por considerarla una amenaza a su posición privilegiada en la decisión sobre la distribución de recursos y bienes sociales. Quieren una universidad para pocos, por eso quieren barrer todo lo que obstaculice su proyecto político y económico. Y si no lo logran controlar, se abocan a obstaculizar el arribo de la población a las universidades , para eternizarlas en la sumisión y en la explotación y para exceptuarla en la creación de nuevos sentidos.

José Javier Vergara

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