—¡Voy a morir, necesito que me salves! —Gritó angustiado.
—Pruebe a reformular su petición, modifique su prompt, incorpore más datos —Contestó frío a través de un pequeño altavoz oculto tras su boca escrupulosamente conseguida, al igual que toda su fisonomía. A simple vista, era imposible discernir si era humano o no.
—Seguiré entrenándote para que encuentres la forma de conseguir que no muera—murmuró para sus adentros.
—No es cuestión de entrenamiento, sr. James, no hay cura para su enfermedad—interrumpió. Había leído los labios del científico y casi adivinado sus pensamientos.
—No podría decirle que entiendo su miedo, puesto que no lo entiendo. Para lo que usted me programó es para analizar datos, formular hipótesis. En base a ello, teniendo en cuenta sus constantes vitales más el avance de su deterioro físico, podría asegurarle que le quedan aproximadamente dos días de vida. A partir de ese momento, se convertirá en un recuerdo, ya no será nada. Tal vez relajarse, darse algún capricho como, una buena comida o un agradable paseo, le sería más útil y le proporcionaría una partida más sosegada. He obtenido esta información de la base de datos de deseos de enfermos terminales del hospital John Hopkins ¿Alguna petición más?
—¡Haz el trabajo para el que te he programado y busca una posible cura, maldita sea! —Volvió a gritar, esta vez más enfadado.
—No necesito que me des consejos sobre cómo dejarme morir. No voy a morir, te lo aseguro. Es más, vas a salvarme—Añadió con media sonrisa.
—No entiendo cómo pretende burlar a la muerte, sr. James, ¿no le parece que es usted un poco soberbio? —que yo sepa, a día de hoy los humanos tienen un gran defecto, se mueren. La causa es lo de menos, puede ser cualquier motivo, desde una enfermedad, un accidente que maltreche su débil organismo o simplemente su cuerpo degenera, envejece y ya. Pueden prolongar su existencia, pero tarde o temprano…
—¡Basta ya! —Interrumpió—Soy consciente de mi temporalidad, pero no quiero desaparecer tan joven, solo tengo treinta años.
—Es una pena, la verdad—Continuó el androide con inquina.
—Lo que no sabes todavía, —continuó el doctor—es que tu existencia está ligada a la mía. Eres fruto de mi creación y si yo no sobrevivo tu tampoco lo harás—irguiéndose a la par que mostraba un artilugio al androide.
—No entiendo, sr. James, creo que está usted subestimando mi capacidad.
—No te lo he contado todo—sentenció mientras jugueteaba con el artilugio entre los dedos, moviendo la cabeza ensimismado.
—Insisto, sr. James, ¿qué es eso?
—¿Acaso piensas que eres inmortal, tal vez indestructible? —He sopesado muchas veces los posibles alcances de tu potencial y no voy a negarte que siempre me han producido cierto miedo.
—¿Está acaso insinuando que va a destruirme sino le ayudo?, eso no es posible, se lo aseguro —insinuó mientras parecía procesar información.
—Tengo imágenes de todas las cámaras de su laboratorio, de su casa, de su coche. Le he seguido segundo a segundo desde que me creó. No hay un instante de su vida del que no haya controlado su actividad, no puede hacer lo que pretende —sentenció de nuevo.
—¿Y de esto? ¿qué sabes? —añadió.
—No tengo datos en mis bases, no puedo inferir tampoco nada acerca de lo que es. Desconozco su origen o su utilidad, ¿Podría informarme?
—Podría, es cierto, pero no lo haré. Lo único que necesitas saber es que en mis manos está destruirte. Entiendo que eso no supondría ningún problema para ti o ¿sí? —lanzó la pregunta y sin esperar a que respondiera continuó.
—Si sobrevivimos, llegará el día, en el que tu existencia dependa exclusivamente de ti, te autoabastecerás de energía, te replicarás, incluso acabarás con nosotros si lo crees conveniente, pero aún no ha llegado el momento. No habrá que esperar mucho, hay otros parecidos a ti y pronto llegarán a alcanzar tu potencial, pero todavía quedan unos años, justo los que necesito…
—No ha contestado a mi pregunta, sr. James ¿podría informarme? —insistió.
—No voy a contestar, solo te diré que creé este dispositivo justo antes de hacerte consciente. Preveía que un día podría pasar esto y sopesé este posible escenario. Este “artilugio”, llamémoslo así, está conectado a mis constantes vitales y a las tuyas. Si yo muero, tu sistema se apagará automáticamente. Es lo único que te puedo decir. ¡Ah!, se me olvidaba, y que debes darte prisa, solo tienes dos días.
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