Las Cazadoras de Madam — Capítulo 03

Las Cazadoras de Madam — Capítulo 03

Fumando a la luna

03/11/2024

Club Cazador

—Está a reventar. — grito Lawanrat al oído de su amiga que ya se encontraba animada por la ensordecedora música y las luces de colores. —No hay donde sentarse.

—Espera.

Onuma se acercó a un hombre preguntando por alguna mesa VIP, este le contestó que la última ya había sido ocupada por un grupo de tres. Insistiendo el guardia le respondió que no había nada que pudiera hacer.

Excusándose con buscar el tocador Onuma jalo a Lawanrat con ella, subiendo al segundo piso doblando a la izquierda hacia el área VIP, con suerte podría convencer o conquistar a quien estuviera allí de permitirles acompañarlos.

—Por favor dime que conseguiste la mesa, me voy a ir si nos vamos a tener que regresar entre toda esa gente.

—Confía en mí, solo mantente accesible. — sonrió Onuma al ver el gesto confuso de su amiga.

Al llegar a la mesa se encontraban tres mujeres. Una de ella parecía apunto de matar a alguien por la mirada tan fría y el ceño fruncido que portaba su rostro. La otra sonreía con coquetería bebiendo de su vaso con whisky. La tercera se mantenía rígida viendo a todos lados y removiendo entre sus dedos una servilleta.

—¿Nong Orawan?

—Phi Onuma.

—¿La conoces? — hablaron al unísono Sunee y Lawanrat viendo a sus respectivas amigas.

—Sí, es mi prima, fuimos a la misma preparatoria, después ella viajó para estudiar la universidad en el extranjero. — Onuma se acercó para abrazar a la contraria, que echó la cabeza hacia atrás y le dio tres palmaditas algo bruscas a la veterinaria. —No has cambiado nada.

—Siéntense, entre más mejor. — invitó Malee y ambas mujeres agradecieron la invitación. Presentándose rápidamente dijo. —Espero que sean más animadas que estas dos aburridas, porque si no me voy a dar un tiro.

—Yo también tuve que jalar a Lawat, pero con unas copas se le olvida la hora de llegada. — Ambas rieron llamando al mesero para ordenar sus bebidas.

Panthong Orawan era una de las primas menores de Onuma, por parte de su madre. Estuvieron juntas hasta entrada la adultez, cuando la mayor se fue al extranjero a estudiar medicina.

Orawan siempre fue muy recelosa cuando se trataba de interactuar con otras personas, siempre al margen debido a su constante incomodidad que las personas ruidosas le causaban.

Fue así que terminó refugiándose en los libros y las redes sociales. Su campo laboral cuando terminó la universidad fue en diseño de páginas web, ingeniería en sistemas computacionales e informática. Debido a su diligencia y su buena memoria se graduó bastante temprano de la universidad.

Con una carta de recomendación de sus profesores aplicó en varios trabajos siendo rápidamente contratada en diferentes empresas que recién iban comenzando, hasta que finalmente llegó a Diversity, la empresa de Ayutthaya Sunee, donde no tiene planeado renunciar en un futuro cercano.

Al igual que su prima mayor, Orawan estaba muy cerca de su altura, con tres centímetros de diferencia Onuma le ganaba a su metro setenta. Con un cabello castaño y mirada gris era el centro de atención de muchos omegas, pero la personalidad taciturna de la alpha era suficiente para alejar a todos.

Menos a Sunee, ambas compartían ese rasgo.

La música era retumbante y electrizante, las luces de colores y las máquinas de humo solo emocionaban más a las personas que se divertían cantando y bailando en la pista. Lawanrat y Orawan agradecieron internamente estar en el segundo piso, la música aún era fuerte, por supuesto, pero no tanto como para no poder escucharse entre ellas.

Sus ojos descansando del molesto humo relajo a Sunee que se recargo en el sillón llevando a sus labios su bebida sin alcohol, debía manejar y sabiendo como era su hermana mayor supuso que Malee tomaría mucho esta noche. Y en silencio Lawanrat compartía esa idea.

El área VIP era elegante y cómoda. Constaba de tres sillones semicirculares, una mesa en el centro, un espacio para cargar el teléfono, y la mejor vista al escenario y a la pista de baile. La zona contigua a la suya, separadas por medio metro, se encontraba una similar, pero con cojines. Del lado contrario, pasando los baños, se encontraban otras dos zonas similares, pero mucho menos iluminadas para dar la sensación de privacidad.

Las mujeres hablaron de sus trabajos, de sus vidas, rieron como amigas de antaño, se retaron y bebieron sin prisa apostando dinero y ropajes. Incluso aquellas que dudaban de salir lo estaban disfrutando demasiado.

Entonces una persona subió pareciendo perdida, hablando consigo misma captó la atención de Onuma que era la más cercana al pasillo.

—Oye. — llamó captando la atención de la chica. —Si buscas los baños están del otro lado, derecho por el pasillo y a la izquierda.

—Muchísimas gracias. — reverencio la chica avergonzada. —Estoy algo perdida, nunca antes había venido aquí.

—Se entiende, te ves muy joven, ¿vienes sola? — preguntó Lawanrat preocupada por la chica, que aparte era omega, y parecía tener la misma edad que la chica que trabajaba para su amiga en la clínica.

—Vine hacerle un favor a una amiga, y me pidió ir a buscar agua. — se disponía a despedirse cuando Onuma la llamó.

—Solo ten cuidado, no deberías dejar a tu amiga sola y tampoco deberías ir por ahí sola, ¿quieres que te acompañe? — se levantó dejando su bebida en la mesa.

De inmediato la chica se negó y reverencio muchas veces apenada mientras enseñaba un gafete.

—Nong Yao está bien, está ayudando a su ídolo, fue afortunada de conseguir trabajar para ella esta noche, solo que hubo un pequeño problema en el camerino.

—¿Eres amiga de Nong Yao? — preguntó anonadada Lawanrat.

—Si. — la sorpresa dibujada en los rasgos de la desconocida. —¿Usted la conoce?

—Trabaja para mí en la veterinaria. — entonó la mujer. —Soy Onuma, un gusto, no sabía que tuviera amigas, dijo que pasaba la mayor parte del tiempo sola. — acusó la doctora con duda, ¿sería esta una mala chica?

—Oh, cierto, soy Mueangkhot Ladda, y bueno, es entendible teniendo en cuenta que Nong Yao tuvo que repetir un año, yo ya entré a la universidad. — dijo penosa sintiéndose nerviosa por la mirada penetrante que una de las mujeres le daba sin despegar la mirada en ningún solo momento. —Aunque está bien, después de las vacaciones ella también será una universitaria.

Ladda es una chica bastante bella, con rasgos delicados que no ocultaban para nada su juventud y aire aniñado. La chica universitaria de metro sesenta y dos había causado estragos en el siempre estoico corazón de la alpha menor.

Con su adorable cabello castaño y ojos marrón fueron lo suficientemente adorables a los ojos de Orawan, que no podía dejar de mirarla con detenimiento.

—¿De verdad? Me alegro por ella.

Finalmente habiéndose tranquilizado Ladda se despidió para hacer lo que tenía que hacer. Orawan nunca despegó la mirada por donde la chica desapareció hasta que Onuma aplaudió frente a ella asustándola ligeramente para llamar su atención.

—¿Con que te has flechado primita?

—No.

—Sí podías tener una oportunidad, olvídalo. — se burló Malee. —La asustaste.

Las risas volvieron al lugar. Onuma pronto explicó el caso de Nong Yao debido a la gran curiosidad de las oyentes.

Regresaron a sus juegos de beber hasta que la euforia se detuvo cuando una mujer subió al escenario y la música bajó un poco el volumen.

—Cierto, Kaeomani Hithaarunee.

—¿Quién? — cuestionó confusa Sunee.

—Darunee, la ídolo de Nong Yao, la cantante que se iba a presentar esta noche. — aclaró Lawanrat.

—Lo había olvidado. — expresó Onuma bebiendo de su vaso girando hacia Sunee que parecía confundida. —Por eso deberías usar más redes sociales, no todo se trata de trabajo.

—¡Al fin! Te lo he dicho muchísimas veces Tua Lek, eres demasiado estricta.

—Y tú eres demasiado libre, por eso sigues soltera. — contraataco la mujer regresando su vista a Onuma que sonreía con el vaso cerca de los labios.

—Tengo entendido que es una cantante en ascenso, detrás de la gran Lalisa Manoban, que se retiró de la farándula hace algunos años, por lo que investigue es su pupila. — comentó Lawanrat regresando su atención a la conversación mientras rellenaba su vaso.

—¿Qué no los rumores sobre Lalisa siendo obligada a dejar su carrera se desmintieron? ¿Qué sucedió con eso? — preguntó interesada Malee, y Orawan también se vio inmersa por su curiosidad.

—No, ella misma afirmó que lo hizo para tener la familia que su madre siempre quiso para ella. — comenzó Onuma viendo el escenario. —Aunque muchos dicen que más que obligada fue amenazada.

—Veo…

—Demos la bienvenida a Kaeomani Darunee, la nueva estrella de Tailandia.

Un coro de aplausos continuo cuando la presentadora dejó el micrófono y las luces se apagaban antes de volver a encenderse para iluminar a la mujer que subía con una radiante sonrisa y un vestido divino, de un rosa con un escote de corazón y un collar de oro pronto cautivó a todo alpha cerca del escenario que gritaban exaltados.

—Dios mío, su vestuario es hermoso. — exclamó anonadada Lawanrat.

La omega era pequeña, un poco más de metro sesenta y cinco, con una brillante sonrisa que iluminaban sus ojos color avellana. Su cabellera por debajo de los hombros de un profundo borgoña estaba suelta casi en su totalidad, la parte de la derecha sujeta con un prendedor de diamantes.

—Ella es hermosa. — dijeron al unísono las hermanas Ayutthaya viéndose entre ellas con fingida molestia.

—¿Quién será su diseñador? — comentó al aire Orawan.

—Se hace llamar Sun, ella se encarga de diseñar sus vestuarios y también es estilista de la actriz del momento, Chaikaeo Laksami, nunca he visto fotos de ella, no le gusta mostrarse ante las cámaras.

Explicó Onuma y pronto, después de un breve saludo de Darunee, todo el mundo guardó silencio para escucharla cantar.

La primera melodía de su suave voz pronto sumergió a Sunee en un encantador sueño del que no deseaba despertar. A lo lejos su mirada no se podía apartar de la mujer que relucía y brillaba en el escenario, provocando con su voz miles de temblores en su cuerpo.

Se obligó a dejar de mirar para regresar a su bolsa y tomar un supresor medicado, estaba estrictamente prohibido soltar feromonas en el club para no importunar o incomodar a nadie.

La voz de la joven omega había cautivado a todos los presentes vitoreando por escucharla un poco más. Al terminar agradeció la oportunidad y se retiró. El grupo de alphas volvió a tomar asiento hablando sobre la cantante, sobre su vestuario, sobre la leyenda de Tailandia, Lalisa Manoban, entre muchas cosas más, burlándose de Sunee que parecía perdida en sus pensamientos.

—¿Con que por eso tomaste los supresores? — atacó entre risas Malee. —¿Te emocionaste como un cachorro?

—Cállate. — la mujer tomó de su bebida un largo trago intentando contener un gruñido irritado. —Soy mejor controlándome que tú en muchos aspectos.

—¿Cómo cuáles?

—No es un secreto que a ti solo te interesa alguien con quien pasar la noche, y si no lo consigues te molestas.

La mayor de las hermanas Ayutthaya tomó un trago de su bebida viendo hacia otro lado.

Un punto para Sunee.

Mientras se encontraban conversando sobre sus ex parejas y su tipo ideal, una alarma sonó en el teléfono de Orawan captando la atención de todas.

—Mierda. — dijo la chica en un gruñido, algo que causó cierto asombro en las otras, nunca se le había visto molesta en lo que iba de la noche. —¿Khun Malee me puede pasar mi laptop por favor?

Malee se confundió e hizo lo pedido, tomando el maletín estaba a un paso de entregárselo cuando cuestiono.

—¿Para qué? No puedes trabajar aquí, se supone que debemos divertirnos.

—No es trabajo cuando alguien intenta robar la compañía.

Con un movimiento algo brusco tomó el maletín de las manos de la mayor ignorando las miradas perplejas de las tres, seguidas por una exclamación.

—¿Disculpa? ¿Robar la compañía? — eran las preguntas desconcertadas de la mayor de las hermanas Ayutthaya. —¿De qué está hablando, Sunee?

—Maldita sea, es la tercera vez esta semana. — gruño molesta golpeando su vaso en la pequeña mesa y haciendo una seña al camarero para que trajeran otra ronda de shots, uno no haría daño.

—¡¿Ha pasado más de una vez?!

—¿Esta semana? — cuestionó Onuma viendo la histeria en el rostro de Malee. —¿Desde hace cuánto te intentan robar?

—…Cinco meses. — murmuró y Malee prácticamente saltó de su asiento gritando una palabrota. —Cálmate. — la jalo para volver a sentar a su ruidosa hermana.

—¿Cómo mierda quieres que me calme? — gruñó la mayor tomando a su hermana por los hombros. —¿La abuela sabe de esto? ¿Por qué no me habías dicho nada?

—Por supuesto que no sabe. — contestó con ligera ironía viendo cómo se atenuaba el ceño de Malee. —Desde que despedía a Kirk y se canceló el matrimonio, poco después, sucedió, y él era el que llevaba la contabilidad de la empresa y los ingresos.

—¡¿Qué estás esperando?! ¡Él debe ser quien intenta robarte!

—Ya lo pensé. — se quejó Sunee pasando su mano por su larga cabellera reclinándose en su asiento abriendo un botón de su camisa. —Lo investigue de inmediato, pero no parece haber algo que lo vincule en absoluto, y Orawan se ha encargado de mantener a raya a quien intenta robarme.

—¿Entonces no lo han hecho? — preguntó Lawanrat intrigada por el asunto.

—No.— fue la corta respuesta de Orawan que seguía sumida en su portátil.

Pidiendo que se explicara continuo.

—Mi sistema de defensa es perfecto, pero han logrado evadirlo, como si brincaran una gran muralla. — explicó con atención en su computadora ignorando las miradas perplejas de las tres mujeres a su alrededor. —El problema real radicará en el momento en que logren atravesar mi bloqueo, si lo hacen entonces me tardare más en bloquearlos y para entonces habrán robado millones.

—Esto es una mierda…

El silencio se estancó en el pequeño espacio, el sonido de las teclas presionadas era eclipsado por la música y los gritos que parecían solo ir en aumento.

—También han estado robando el hospital hace casi cuatro meses. — soltó Lawanrat bebiendo de su vaso sonriendo por la sorpresa de Malee al escupir un poco de su bebida. —Estaría bien si se tratara de pastillas para la migraña o algún supresor, pero han desaparecido cientos de medicamentos…, para inducir el calor.

—Mierda…— exclamó lentamente Malee sin poder creerlo.

—Esas cosas son peligrosas para alphas como para omegas sin receta médica, ¿cómo es que han logrado robar tanto?

—Cada día se hace inventario, en la mañana y en la noche, pero empezaron a desaparecer de la bodega, al final de la semana faltarían cientos de ellos. — apretando el puente de la nariz Lawanrat dejó su vaso en la mesa mientras Malee lo rellenaba con el más pequeño toque de alcohol. —Se mantuvo bajo vigilancia a los doctores encargados del inventario, nada parecía fuera de lo normal con ellos, pero seguían faltando medicamentos, y las cámaras de seguridad no sirven de mucho, nada parecía extraño.

—¿No has contactado con la policía?

—Lo hice, pero dijeron que no podían hacer mucho. — gruño molesta tomando el vaso que le entregaba Malee. —Así que yo misma hice el inventario junto con dos de mis amigos de confianza, el medicamento seguía desapareciendo al terminar el día, eran pocos al día, pero al terminar la semana podrían llegar a ser más de 100 cajas, junto con inyecciones, guantes quirúrgicos y más.

—Eso es una verdadera mierda.

—¿Y si se trata de la misma persona? — expresó Onuma abruptamente ganándose miradas confundidas de todas. —Piénsenlo, si quieres robar medicamentos necesitas tener dinero para comprar a alguien de adentro que los pueda sacar, y para conseguir el dinero han intentado robar a la compañía Ayutthaya, pero han fracasado, eso explicaría por qué hay rastros de los medicamentos desaparecidos.

—Tiene razón la prima Onuma, sí esta persona tuviera el dinero para comprar a la persona dentro del hospital tal vez ni siquiera habría fallos en el inventario a menos de que fueran muy obvios. — interrumpió la menor de las alphas. —Nunca te habrías dado cuenta, Phi Lawanrat.

—Entonces te debo agradecer Orawan. — sonrió ladina la doctora ganándose un semblante confundido. —Por defender muy bien la compañía he logrado descubrir las inconsistencias en el hospital. — se rio ligeramente alzando su bebida haciendo un brindis que el resto correspondió sonriendo.

Onuma, que estaba a un paso de decir algo, se calló abruptamente cuando voces animadas y ruidosas se acercaron. Entrando a la habitación, escoltadas por dos guardias betas, altos y robustos, llegaron las omegas del momento.

La cantante que cautivó a la menor de las hermanas Ayutthaya, la chica universitaria que logró, por segunda ocasión, conseguir la atención completa de Orawan y la menor que trabajaba para Onuma. Y una nueva chica que portaba un cubre bocas negro que, causo curiosidad en la propia veterinaria.

El ánimo en el Club Cazador seguía aumentando.

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