Y así de simple…

Y así de simple…

Jimmy Grot

02/11/2024

No me lo podía creer, me habían escogido a mí, un chico de 24 años y a otra chica de Berlín para el primer viaje de BlaBlacar en los US de A, concretamente en una de las ciudades más icónicas del planeta, Nueva York.

No nos habían revelado mucho sobre en que consistía esta experiencia; Vera, la chica alemana y yo, Gus habíamos sido elegidos entre millones de concursantes para una única experiencia y los requisitos fueron fáciles, tener un pasaporte en regla, disponibilidad para dos días, hablar inglés y, elegir una serie de televisión que se haya rodado en la ciudad. Todos los gastos estaban pagados.

Eran las 3 p.m ya en la terminal de llegadas internacionales del JFK un chico joven muy elegante sujetaba un cartel con mi nombre, me hizo seguirle hasta las puertas de la salida del aeropuerto donde estaba el coche que nos esperaba. Allí estaba Vera que enseguida me reconoció por las fotos de nuestros perfiles, nos dimos un apretón de manos titubeante e impaciente porque estábamos los dos en las nubes, literal.

Entramos en un coche color negro, de esos con carrocería SUV con asientos extra anchos, reposabrazos en ambos lados de esos que solo se ven en los realities.

El viaje comenzaba, las vistas no podían ser mejores, se veía la ciudad en su mayor esplendor, cruzamos el Manhattan Bridge para que pudiéramos disfrutar de un trayecto inolvidable, cruzando Chelsea llegamos a West Willage y, el corazón nos iba mil no, a dos mil por hora; entró en el BlaBlacar nada más y nada menos que Carrie Bradshaw de la serie “And just like that”, también conocida como Sexo en Nueva York. No dábamos crédito, no tuvimos ni que bajarnos del coche, ella entró vestida con un traje de chaqueta y nos saludó educadamente moviendo la mano, no pude resistirme y le di un abrazo que jamás olvidaré:

  • Tú debes ser Gus, ¿no?, el chico español. Mis ojos se humedecieron un poco de la emoción y asentí con la cabeza entre vergüenza y admiración.

De repente noto en el brazo derecho como un zarandeo continuo y, una voz familiar que no para de repetir mi nombre; Gus, Gus, despierta que vas a llegar tarde a tu viaje del BlaBlacar, levántate anda o llegarás tarde. Mi madre me despertaba y mi viaje a Madrid me esperaba.

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