Un viaje pendiente

Estaba ansiosa por volver a casa ese fin de semana. Trenes agotados, buses con precios desorbitados, ¡Aish! Qué complicado era llegar al pueblo sin tener mi propio coche, y todo por dejarlo para última hora. Desganada, me senté en el sofá y con pocas esperanzas abrí la App de Blablacar y como si de una aparición estelar se tratase vi una notificación: “Martin ha publicado un nuevo viaje”. ¡Y encima está cañón! Pensé.

Tras pasarme más de media hora pensando el look para ir sentada durante dos horas en un coche junto con el desconocido más guapo que había visto en las últimas semanas, me quedaron escasos minutos para terminar la maleta. Tan escasos que olvidé que una de mis bragas favoritas se había quedado enganchada a la cremallera de la maleta.

Al girar la esquina vi como un guaperas me hacía señas para acercarme, tras varios segundos embobada aceleré el paso y se ofreció a cogerme la maleta.

Y de repente, allí estaban, enredadas en la cremallera lateral, al lado del asa por donde cogió mi maleta. NO PUEDE SER.

Noté cómo se ruborizaba e intentaba meterla lo antes posible dentro del maletero. “Vaya comienzo de viaje” pensé.

Al subirme al coche me fijé en sus calcetines, de aguacates; y en los hoyuelos que aparecían en sus mejillas cuando sonreía. El viaje fue tranquilo, la conversación fluyó bastante más que mi cremallera atascada de la maleta y cada tema de conversación nos hacía avanzar un kilómetro más en el camino de la afinidad.

Al despedirnos, ingenuos a las adversidades que el destino nos tenía preparadas nos despedimos con un: “Hasta el domingo en esta misma esquina” para el viaje de vuelta que tanto deseaba. Miedo, timidez o el irme lo antes posible a mi casa con las bragas colgando de mi maleta hicieron que no llegásemos a intercambiar teléfonos, dejando como único lazo de unión la esquina de la calle Cervantes el domingo a las 18h.

“España decreta el estado de alarma”. Y mi corazón se apagó de repente, y con él la historia de amor que había nacido el día anterior.

Busco a Martín, el chico de calcetines de aguacates que viajó conmigo en Blablacar el 13 de marzo de 2020. ¿Tenemos un viaje pendiente, no?