Siempre me llamaron la atención las coincidencias, como si un ente superior las dispusiera y formaran parte de alguna armonía cósmica.

Cada vez que me ocurren pienso que forman parte de algo importante, que me eleva y me conecta con la esencia misma del universo. Algunos autores han escrito sobre ello, e incluso divagan sobre su posible origen, al igual que yo, piensan que están marcando los caminos, y que alguna mente calenturienta se encarga de elaborarlas y jugar con nosotros.

Eso me pasó aquel día en un viaje en la famosa plataforma Blablacar.

Por algún motivo, que no recuerdo, conducía el coche nuevo de mi hija, contrariamente a lo habitual en mí, que suelo ir de pasajero.

Ese día no pude pedirle permiso para llevármelo, aunque la llame varias veces, estaba de guardia en el hospital, ya que es traumatóloga y era imposible que me atendiera.

Por este motivo, yo me encontraba incómodo, pero como soy bastante arrojado, no me bastó con llevarme el coche sin permiso, sino qué además decidí ofertar, en Blablacar, las tres plazas que tenía disponible. Normalmente prefiero ir acompañado, soy muy charlatán y disfruto mucho de una conversación con extraños. Este hecho me provoca una emoción increíble que me hace sentir especialmente a gusto. Rápidamente contactaron dos mujeres que eran amigas, y me reservaron dos plazas, al observar yo que ellas tenían buena calificación, razón imprescindible para que yo las aceptara, las admití inmediatamente.

Durante el viaje la conversación fluyó sin fisuras, como suele ser habitual en mis viajes en Blablacar. No recuerdo sus nombres, pero si sus caras, y las reconocería rápidamente.

La sorpresa mayúscula se produjo cuando la charla derivó hacia su labor profesional, algo me decía por su forma de hablar que eran médicas, no me equivoqué.

Lo que no podía creer es que fueran traumatólogas, y además compañeras del hospital de mi hija, la propietaria del coche que nos llevaba, el que yo había cogido sin permiso. Estas mujeres si consiguieron contactar con mi hija rápidamente y hacerla partícipe de la feliz coincidencia.

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