Error de cálculo

Error de cálculo

Mario Morales

20/10/2024

El auto se detuvo en el punto acordado en la aplicación de viajes. Bruno subió y echó su mochila al asiento trasero.

—¿Está bien si dejo ahí la mochila o pasaremos por alguien más?

—Ahí está bien, no viene nadie más —contestó Elías, un tanto cortante.

Como Bruno no estaba interesado en entablar conversación, no dijo nada más, excepto sugerir algo de música para el viaje.

Elías buscó en su teléfono “road trip songs” y puso en shuffle la primera playlist que apareció.

Bruno se preparó para descansar y se concentró en la música. Incluso cerró los ojos para dormitar un poco.

Pero no pasó mucho tiempo para que su compañero de viaje lanzara aquella pregunta que Bruno detestaba:

—Y ¿tú a qué te dedicas?

Sabía que era una pregunta válida, que la intención era solamente saber un poco sobre su vida. Pero a Bruno aquella pregunta le parecía un sinsentido: “Nadie puede conocer de verdad a nadie solo con saber su profesión”, pensaba. “Además, somos un par de extraños que nunca volverán a cruzar camino. Para el caso, podría inventarme cualquier cosa y daría exactamente lo mismo. Nos despediremos y esta persona se olvidará de mí, de mi cara, de mi profesión y de todo lo que dijimos durante el viaje. Así que ¿qué caso tiene hacernos esa pregunta?”

Sin embargo, la realidad es que a Bruno la pregunta lo molestaba por otras razones que no deseaba reconocer. Le irritaba que su respuesta: “Soy escritor”, venía acompañada de una reacción poco más o menos como la siguiente: “¿En serio? ¿Qué es lo que escribes, novela, cuento, poesía? ¿Dónde puedo conseguir algún libro tuyo? ¿Te apetece que te comparta una idea buenísima para un libro que tengo? Yo no tengo el tiempo o la habilidad, pero igual la puedes escribir tú. Te la regalo.”

Y más que todo, le enfadaba que nada de lo que había escrito había sido publicado aún, así que entonces sus interlocutores hacían una expresión de enfado, como si hubieran sido engañados y pensaran para sí mismos: “Este no es un escritor de verdad, un escritor publica novelas, cuentos y poesías.”

De manera que Bruno eligió decir una mentira piadosa.

—Soy contador, —dijo Bruno, esperando que su respuesta fuera tan aburrida que pudieran dejar el tema lo antes posible.

—¿En serio? ¡Yo también! —Contestó Elías efusivamente, y Bruno supo que había calculado mal su respuesta.

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