¿Alguna vez has sentido que sobras de algún sitio? – preguntó
María a Toni mientras éste despertaba de un sueño reparador que lo
había mantenido pegado a la ventanilla los últimos veinte minutos.

Avergonzado,
y pensando que podía haber roncado, no acertó casi a pasar su mano
por la barbilla. Esperaba
al menos no haber babeado delante de sus compañeros de viaje.

Una
hora antes lo recogieron de la estación de Albacete, cuando le
abrieron el maletero deslizó por su dedo pulgar la cinta de una
bolsa de viaje, y ésta cayó en él junto al equipaje de sus dos acompañantes. Tras un fugaz saludo, se sentó
serio junto a María. No recordaba mucho más.


¿Cómo? – acertó finalmente a responder. Maniobra que le servía
para ganar tiempo y recomponerse, a la vez que escrutaba el rostro de
sus acompañantes.

María,
dando un pequeño brinco en el asiento con las caderas, que le permitía girarse
levemente hacia él, esbozaba una sonrisa porque preveía que su
pregunta anterior iba a traer algún momento divertido.

Quizá
por evitar que le volvieran a preguntar, o porque ya estaba
suficientemente despierto, Toni inició la respuesta.


Pues no recuerdo bien, pero espero no sea eso lo que pensáis de mi
hoy.

La
respuesta ya desconcertó algo a María, y eso que todavía no imaginaba lo
que iba a continuar diciendo Toni.


¿Lo dices porque vas a besarme? – Se atrevió a preguntar,
animado al ver la reacción de María a su respuesta anterior.

Minutos
antes María y Luismi, conductor de blablacar, y mientras dormía
Toni, habían apostado que ella era capaz de provocar un deseo
irremediable de Toni por besarla. Su intención era iniciar un juego
con él hasta el momento de pararlo, demostrando así lo simples y
previsibles que pueden llegar a ser los chicos.

María
era guapa y muy extrovertida, pero también disfrutaba en provocar
situaciones así. La mezcla de todas las cualidades era la
combinación perfecta para que aceptara la apuesta de Luismi.

Ella
se volvió, con la cara desencajada hacia el conductor, en el mismo
instante que éste detenía el coche para que se apeara Toni.
Desde
fuera, y guiñando el ojo a María, se despidió de los dos.


Luismi, el viernes a la misma hora.

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