Desde 2013, he vivido historias que superan la ficción: desconocidos convertidos en amigos, silencios que dicen más que mil palabras. Viajar con extraños ha sido una lección de confianza, empatía y canciones compartidas. Donde no llega un tren, un Blablacar me ha llevado a casa cuando más lo necesitaba. Soy mi mejor compañera, pero siempre disfruto compartiendo el próximo viaje. ¿Viajamos?

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