Causalidades del destino

Causalidades del destino

BIANCHIERI

02/10/2024

¡Hola!, qué tal. ¿Jose?

Jose asintió con la cabeza y metió su mochila en el maletero del coche. Le invité a sentarse, en la parte delantera del Megane, porque su metro noventa y pico demandaba ese lugar. La otra persona que viajaba conmigo comprendió la razonable distribución que proponía.

Nos pusimos en marcha, con la mayor naturalidad del mundo, rompiendo el hielo con la nueva estación del año que se acercaba abruptamente. Más tarde, nuestra conversación seguía fluyendo y variaba. No obstante, Jose, en su fuero interno, y a través de su App, observaba que llevábamos un camino distinto y una orientación diferente a la que él esperaba. No le dio la mayor importancia porque, a veces, ocurren imprevistos o dificultades de última hora, que determinan una trayectoria diferente del viaje. Fue más tarde, muchos kilómetros más adelante, cuando sintió la necesidad de expresar la pregunta que ya le inquietaba: Perdona, me interrumpió, esta ruta alternativa no la conozco. Estamos cerca del Parque Natural de Despeñaperros. ¿Es que vas a recoger a alguien más para los Alcornocales? ¿Para los Alcornocales? ¡¡Para los Alcornocales!! pregunté y exclamé yo. No, no voy a recoger a nadie más. Vamos a Santa Elena. ¿A Santa Elena? ¡¡A Santa Elena!!, dijo Jose. Pero si yo voy a Cádiz, al Parque Natural de los Alcornocales… Instantes después, los segundos se transformaron en una eternidad. Pasada esta eternidad, el teléfono de Jose sonó. ¿Sí? ¿Dígame?, preguntó Jose tratando de recomponerse. Hola Jose, soy Domingo, tu conductor de Blablacar de hoy. Creo que ha habido una tremenda confusión. Lo siento mucho. Nos acabamos de dar cuenta. Jose, un pasajero que he llevado conmigo esta mañana y que ha permanecido completamente dormido durante todo el viaje hasta que hemos llegado a Los Alcornocales, me ha comentado que iba a Santa Elena, al Parque Natural de Despeñaperros. Entonces, me acabo de dar cuenta de que él no eras tú, que he recogido a un Jose distinto. ¿Tú dónde estás Jose? Yo estoy en Santa Elena, respondió Jose, donde me has dicho que iba Jose. ¡Es que los dos nos llamamos Jose!

Entonces, surgió eso que llamamos sincronicidad -casualidad o causalidad, según los criterios internos con los que una persona convive- porque ambos Joses, que viajaban solos ese fin de semana, decidieron quedarse y explorar ese inesperado espacio natural que les había ofrecido el destino.

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