Llegar a mi pueblo desde mi casa es toda una odisea si no tienes coche. Normalmente, si no podía ir con nadie, me cogía un autobús…, y luego otro,…y otro… Pero aquella vez necesitaba que todo fuera más rápido y también más económico.
Me habían hablado de eso de «BlaBlaCar» pero siempre había sido una cagada, ¿cómo me iba a subir a un coche con desconocidos? Di muchas vueltas, como hago con todo cada vez que quiero tomar una decisión. Busco las ventajas, también las desventajas…hasta que , al final, me decidí y me puse en contacto con el único coche que iba desde donde vivo hasta Plasencia. No había opciones, era ese coche o ninguno.
Leí todos los comentarios. Me echaba para atrás que el conductor fuera chico. Ya sabes, por todas esas cosas que pueden pasar.
Sin embargo, no sólo conducía muy bien sino que, además, era simpático.
Todo el trayecto fuimos hablando y el viaje se hizo ameno. Tan bien fue la cosa, que volví a contactar con él para la vuelta.
No se iba el día que yo quería, de hecho tendría que irme un día antes de mi pueblo, pero al menos podría llegar a mí casa sin problemas y sin tener que subir, como digo, a un autobús.
Nos alegramos al vernos, incluso nos dimos un «amago» de abrazo.
Antes de bajar del coche, nos despedimos con un pacto: quedar en Segovia, ciudad en la que ambos vivíamos, para tomar una cerveza. El número de teléfono ya lo teníamos por haber contactado a través de la aplicación.
Días después, a esa cerveza le siguió otra, y otra…. Y a día de hoy somos muy amigos.
Nunca ha pasado nada, si es lo que crees que te voy a contar. Digamos que a mí me gustan otras cosas… y a él, según descubrí después, también.
¿Pero a caso no es súper bonito que un viaje haya unido a dos personas con una bonita amistad?
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