Estaba en el trabajo cuando sonó el celular: María, mi esposa, estaba en labor de parto. Rápidamente tomé mi bastón y salí hacia el hospital del centro. Llamé a un servicio de transporte y, en menos de cinco minutos, ya estaba en camino.
Revisé el celular, pero no había mensajes nuevos. Lo dejé a un lado y respiré hondo. “Las malas noticias siempre son las primeras en llegar”, pensé. Estaba absorto en mis pensamientos cuando el chofer, con curiosidad, rompió el silencio.
—Disculpe, ¿puedo hacerle una pregunta?
—Claro —respondí, distraído.
La pregunta era predecible, ni me inmuté.
—¿Es usted ciego total o ve algo?
Sin interés en la conversación, respondí mecánicamente:
—Sí, soy ciego.
El conductor continuó.
—Ah, lo vi usando el celular y me preguntaba cómo lo hacía.
Ya tenía un guion para estas situaciones, así que respondí sin pensarlo.
—Uso un lector de pantalla, una voz que verbaliza lo que aparece. Estaba revisando porque mi esposa está a punto de dar a luz y quería saber si había novedades.
Pensé que compartir un poco de mi vida personal cambiaría el rumbo de la charla. Quizá recibiría una felicitación o preguntas sobre si sería niño o niña. Pero la curiosidad humana siempre va más allá.
—¿Y si pudiera ver, qué le gustaría ver? —preguntó, intrigado.
La pregunta me tomó por sorpresa, así que respondí con una ironía.
—Eso es fácil: me encantaría ver memes.
El chofer emitió un sonido de duda.
—¿Memes? —repitió, confundido.
—Sí, memes. Lo primero que vería.
El conductor, aún atónito, insistió.
—¿En serio? ¿No le gustaría ver el rostro de su hijo, de su madre o de su esposa?
Mi respuesta lo dejó sin palabras.
—No, eso es cursilería. Yo quiero ver memes. Son la mejor forma de humor: un chiste comprimido en una sola imagen. Eso debe ser genial.
El silencio que siguió era justo lo que esperaba. El resto del viaje fue tranquilo. Al llegar, mi madre me esperaba en la puerta de emergencias. Así termina este viaje. Incluso en el día del nacimiento de mi hijo, no me libré de las preguntas curiosas que la gente siempre le hace a un ciego.
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