Hacía rutas nuevas

Hacía rutas nuevas

Sergio

26/09/2024

Era un viernes por la tarde, y Clara necesitaba llegar a la playa para un merecido descanso. Sin coche, decidió usar Blablacar. En minutos, recibió una solicitud de Javier, un tipo que parecía más entusiasta que un niño en una tienda de golosinas.

Al llegar al punto de encuentro, Clara se dio cuenta de que Javier tenía una mochila tan grande que parecía estar preparado para una expedición al Himalaya. «¿Llevas todo eso solo para un fin de semana?», le preguntó. «Nunca se sabe cuándo puede haber una emergencia de cambio de ropa», respondió Javier con una sonrisa.

Durante el viaje, Clara intentó poner música relajante, pero Javier, con su inagotable energía, empezó a cantar como si estuviera en un karaoke. «¡Mejor a capella que a una capilla!», decía entre risas. Clara no pudo evitar reírse y se unió, aunque su voz sonaba más como un gato en apuros.

En una parada para estirar las piernas, Javier decidió que era el momento perfecto para mostrar sus «habilidades culinarias». Sacó un paquete de galletas, un plátano y, sorprendentemente, una lata de atún. «¡Es alta cocina en la carretera!», proclamó mientras abría la lata, provocando que el olor a atún inundara el coche.

Clara se carcajeaba mientras Javier intentaba hacer un sándwich improvisado, pero el plátano decidió rebelarse y se resbaló de sus manos, volando por el aire y aterrizando en la cabeza de un pobre hombre que pasaba. «¡Disculpa! Es un proyecto de arte moderno», gritó Javier, mientras Clara se retorcía de la risa.

Finalmente, llegaron a la playa, agotados de tanto reír, y Clara se dio cuenta de que aquel viaje en Blablacar no solo la llevó al mar, sino que le dejó una anécdota digna de contar. Se despidieron con la promesa de repetir la aventura, aunque tal vez con un poco menos de atún.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS