Elasticidad de Números y Perspectivas en BlaBlaCar

Viajar solo nunca fue mi preferencia. Desde que descubrí BlaBlaCar, las horas en carretera se han transformado en una ventana a las mentes y vidas de otras personas. Como profesor universitario, especializado en matemáticas y con años de experiencia en la enseñanza de inteligencia artificial, a menudo siento la tentación de compartir alguna anécdota de mis clases o investigaciones. Sin embargo, lo que más disfruto en estos trayectos no es hablar, sino escuchar.

Cada viaje se convierte en una lección de vida, donde los pasajeros, ya sean jóvenes o mayores, aportan una perspectiva única sobre el mundo. Una vez, iba con un grupo variado: un estudiante de derecho, un empresario y una mujer jubilada. Empezamos a hablar sobre el concepto de éxito, y las respuestas fueron tan diversas como sus experiencias. Para el estudiante, el éxito era aprobar exámenes y asegurar un buen trabajo; para el empresario, era tener tiempo libre después de lograr estabilidad financiera; mientras que la mujer mayor valoraba la salud y las relaciones por encima de todo.

Como matemático, me fascina cómo las personas miden sus vidas. Para algunos, el valor de algo se mide en dinero, para otros en experiencias o en tiempo. Es ahí donde los números se vuelven elásticos. Lo que para uno puede tener un valor incalculable, para otro no vale casi nada. Ese juego de valores me recuerda que las métricas que usamos en la vida no son absolutas; están moldeadas por nuestras circunstancias y prioridades.

En un viaje reciente, un joven abogado me ayudó a resolver una duda legal que había pospuesto por meses. BlaBlaCar no solo me ofrece compañía, sino que se ha convertido en una fuente inesperada de aprendizaje y beneficio. Desde asesoramiento gratuito hasta conversaciones profundas sobre temas filosóficos, cada trayecto tiene algo que ofrecer.

Es curioso cómo una simple pregunta, como “¿qué es lo más importante para ti?”, puede desatar un torrente de respuestas que te hacen reflexionar sobre tu propia vida. Y mientras sigo midiendo y observando, me doy cuenta de que lo que realmente importa no es el destino, sino las historias que recojo por el camino.