EL CORAZÓN ENTRE DOS MUNDOS

EL CORAZÓN ENTRE DOS MUNDOS

CAPÍTULO I

Preliminares

Largos paseos por la playa, preocupación, pesimismo ante un futuro incierto y el presente roto de España, aunque afortunado, al fin, ilusionado, tiene el amor de una preciosa chica: alegre, confiada e inteligente ¿qué puede ofrecerle él, dieciséis años mayor: treinta y nueve, ella veintitrés? Maestro desposeído de su título por haber sido expedido anteriormente a la sublevación de los militares franquistas. La infinitud de las arenas de la playa le parece semejante a afrontar el presente y tomar ahora las riendas de la vida de dos.

Sentado en la terraza del Café Moderno en El Arenal, uno de esos tantos días soleados de la primavera murciana, comparte sus preocupaciones con su amigo Elias Rovira que ha venido desde Albacete a visitarle y trata de animarlo:

– Eres bien parecido y cualquiera te echaría diez o quince años menos de los que tienes, comprensivo, inteligente y extremadamente culto. Has cursado de nuevo la carrera de magisterio con excelentes resultados, ya tienes experiencia profesional después de trabajar en Cabo de Palos y este último tiempo en Odón. Seguro que apruebas la oposición para trabajar en el protectorado de Marruecos donde vas a ganar más de tres veces lo que un maestro aquí, ¡Joaquín, la vida te sonríe! ¡sacúdete esas nubes oscuras de tu horizonte!

– Carmen vive con un tío abuelo y precisamente la mujer de su tío, Doña Matilde, a la que ella llama Chachita me muestra una gran animadversión, ellos se han portado como padres desde la muerte de su madre y exilio del padre a México y quieren lo mejor para ella, no me consideran un buen partido y encima la diferencia de edad… Él es viajante comercial, se han esforzado y esmerado en su educación, pagado clases particulares para que consiguiera su carrera de piano y título de corte y confección… Yo los comprendo y no los culpo. Es más, me pesa haberme irritado discutiendo y cuando Don Juan me preguntaba inquisitorialmente qué podía yo ofrecerle a su sobrina, le respondí entre otras cosas: “usted el Don lo tiene de mote”. Ella está criada entre algodones y en Odón las mujeres lavan aún la ropa en el río y la perspectiva de Marruecos, aunque no en lo económico, les asusta para su niña querida. La resistencia que están poniendo nos está llevando como última opción a seguir la tradición de llevarse a la novia, ya hemos hablado con su tío Eduardo, el mayor de los hermanos de su padre, el que es ebanista, para llevármela a su casa.

– Ya verás como todo se arregla. Dales un poco de tiempo que asimilen y reflexionen, no tendrán más remedio que ceder.

Retazos de infancia

Fue una niña muy buena – me decía Anita en repetidas ocasiones refiriéndose a mi madre – nada díscola y obediente. En una España en la que el trabajo infantil no estaba penalizado, Anita, con nueve años, trabajaba de sirvienta en casa de la Chachita y el tío Juan. Cuando la Chachita mandaba a Anita a algún recado, la proximidad entre la calle de La Gloria y la de Simón García donde Carmencita vivía con sus padres en una preciosa casa de estilo neomudéjar, tentaba a Anita, de su misma edad, a subir a jugar con ella – Chachita no le regañes que ha estado conmigo – Infancia confiada junto a su hermano pequeño Juan Antonio, su dulce y frágil madre Carmen García Meseguer y su padre, Juan Martínez Rogel, hábil abogado con empleo oficial. Infancia desgarrada, sin embargo, la de Anita que sufriría en silencio poco más tarde los abusos de su padrastro. Admiración por sus dos jóvenes tíos (uno materno y otro paterno), los dos llamados José, que le iniciaron en la música, el paterno era compositor y el materno con su afición al violín, pacientemente le enseñaba solfeo. Juegos y paseos por el Malecón, jardín de Ruiz Hidalgo… Las excursiones campestres eran todo un acontecimiento familiar: tíos, primos, abuelos, la cesta de mimbre, mantel de cuadros, jazmines y azahar por el camino, al final aroma de pinos y fresca brisa en la cara. Desde el santuario de la Fuensanta ¡qué hermosa vista del valle! La querida Murcia a los pies.

Uno más entre ocho hermanos, pero era el preferido de su abuelo materno Don Manuel Alcázar González Zamorano, hombre ilustre de Albacete aunque murciano de nacimiento y predilecto también de su madre Dolores Alcázar Chápuli. La tía Luz, la más pequeña y vivaracha de todos siempre me comentaba ese hecho referido a mi padre, a la vez que añadía – pero, el ojito derecho de nuestro padre era yo, todo me lo disculpaba, con una paciencia bendita soportaba mis aburrimientos. Eduardo Quijada Valdivieso, Secretario del Ayuntamiento de Albacete, tan despistado como luego sería su hijo Joaquín, se presentó un día en su trabajo con un lacito bajo el sombrero que su traviesa Lucecita le había puesto. Joaquín no fue el más revoltoso de todos los hermanos y primos que se juntaban en la gran casa familiar, pero con las ocurrencias de unos y otros, los padres no salían de sobresalto en sobresalto. No reconociéndose revoltoso, sin embargo siempre le pesaría en la conciencia el gran revuelo y angustia que provocó simulando que se había caído a un pozo, la gran piedra que lanzaron dentro todavía hacía ondas en el agua cuando al aviso de su primo (inductor de la idea), todos llegaron al lugar. Escondido en un cobertizo, no se atrevía a salir al ver la reacción y alboroto que había ocasionado. – ¿Buscan ustedes a un niño de unos seis años, rubiete y regordete?… Lo tienen ahí detrás mordiéndose las uñas – avisó un vecino. Su padre lo llevó a la casa dándole pescozón y patada en el culo, pescozón y patada en el culo…

Actitud similar a la de su padre ejerció cuarenta años después conmigo en Alhucemas. Me llevó desde el colegio hasta mi casa: palmada en el trasero y recriminación –¡qué va a pensar todo el mundo! ¡la hija de Don Joaquín que es la primera que tiene que dar ejemplo! ¡cómo se te ha ocurrido poner la zancadilla en clase al conserje! – Igualmente me pesaría siempre ¡con lo que yo quería al desgarbado y simpático Alí! ¡cómo pude ceder a las presiones de aquella niña horrible y acosadora que aseguraba que no le iba a pasar nada! ¡El pobre!, después de dar varias zancadas, a punto estuvo de darse de bruces contra la mesa de mi querida Señorita Aurora, cariñosa maestra de parvulitos que tan asombrada como yo exclamó – ¡Mary Carmen!, ¡tú!… – Ruborizada, avergonzada y arrepentida, no pude alegar nada en mi defensa.

Mientras se preparan las nupcias

Aquel año, en diciembre, Joaquín ocupará su primera plaza provisional como “Maestro Asesor de la Escuela Musulmana de Niños Tenin De Beni Ammart”. Así reza el membrete de la correspondencia que mantenía con mi madre, su “queridísima Carmencica”. Esta cábila bereber, una de las dieciocho que conformaban el Rif en 1951, es una zona interior montañosa que a pesar de las similitudes climáticas con Odón, de frío y nieve de las cuales se quejaba, va a hacer sacudir el tedio que allí sufría hasta el punto de pasar la mayor parte del día en la escuela, incluso algunos domingos. De aquel rincón de la España rural, perdido de la mano de Dios no le atraía más que lo que concernía a su profesión, sin embargo en Beni Ammart se abre a su curiosidad un mundo nuevo y ancestral a la vez, es como si regresara al siglo XIV o más atrás. Establece cordiales relaciones con sus compañeros españoles y marroquíes y los niños, como siempre, serán el centro de sus cuidados y preocupación, éstos todavía más desfavorecidos que los de Odón, algunos con sarna en sus cabecitas… Jalonaban su tiempo la correspondencia con su Carmencita, los proyectos y preparaciones de boda, estando prevista su celebración en Murcia el 14 de abril de 1952, para, tras el viaje de novios por Andalucía, regresar ambos en barco desde Algeciras hasta su nueva plaza escolar en la localidad de Beni Boufrah, cábila más benigna en cuanto a su climatología, perteneciente a la región de Taza, abierta por el norte al Mediterráneo del que le separan sólo unos siete kilómetros.

SINOPSIS

Fundamentalmente pretende ser una narración en la que domine una visión íntima y emotiva que sirva para dejar constancia del paso por la vida y contribución de unos personajes entrañables para la autora, que no son ficticios y que supieron adaptarse y convivir, en mutuo respeto, con otra cultura, siendo los principales protagonistas sus padres y ella misma.

También quisiera, a través de sus recuerdos, percepciones e intuiciones, plasmar la realidad social, económica y política que le tocó vivir desde la infancia junto a sus padres entre dos continentes, entre dos países, la España desde los inicios de la segunda mitad del siglo XX y el Rif marroquí, centrada fundamentalmente en dos ciudades: Murcia y Alhucemas. De telón de fondo quedarán hechos como la independencia de Marruecos y retirada de los militares españoles en 1956, la rebelión del Rif (1958-59), el terremoto de Agadir (1960), el asesinato de Carrero Blanco (1973), La Marcha Verde y muerte de Franco (1975)…

Cafés, cafetines, restaurantes, casinos…, a lo largo del relato, ocuparán unas veces un lugar de paso y espera en los viajes de ida y vuelta y otras serán lugar de encuentro, conversación, confidencias o diversión.

Aunque el relato tenga una trayectoria temporal lineal, podrá haber tanto regresiones a etapas anteriores a la de la postguerra civil española como proyecciones a etapas futuras llegando incluso a los conflictos actuales que está sufriendo la población rifeña y esas regresiones y proyecciones podrán partir tanto desde el punto de vista de la narradora como del de los distintos personajes de la novela.

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