Adiós María. Ha llegado la hora de irme de nuevo. Me marcharé mientras duermes, no quiero verte odiándome; mi único deseo es recordarte así, tumbada en la cama, con las sabanas dibujando tu silueta desnuda, y el pelo enmarañado tapizando la cama de espirales caoba. Pensé que esta vez sería diferente, pero no puedo ignorar mi naturaleza. Mi alma es libre y necesito volar una vez más. Es la condena del nómada: no tener nada, no ambicionar, sino condenarse a perseguir el sueño de la libertad.

 
         El cuento de otro adiós.
                                    El cuento de otro adiós.                                 El viaje que aún no he hecho (2ª edición)
 El viaje que aún no he hecho (2ª edición)
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