La belleza que posees resalta como
porcelana dulce a simple parecer,
sumergiendo mi razón en una suave tormenta
de pensamientos y sentimientos huecos,
implorando fervientemente desenterrar
el abismo del que provienes.
Muñequita de porcelana, dócil dama
de piel tersa,
¿Cuán difícil de romper serás?
El vil anhelo de tenerte en mis brazos
sin poder sostenerte abruma mi pensar
con el deseo de tocar tu delicada y clara piel,
trazando el camino sangriento y tortuoso
que hace temblar mi juicio.
Es en vano negar la naturaleza que intentas ocultar,
y es mejor que no te atrevas a mentir otra vez
pues la tentación de deshacerte será inminente;
como una copa de vino llena
en cuestión de desbordar.
El encanto que tu ser posee,
una dulce y cruel máscara
que disfraza las verdaderas garras
de un demonio ávido de control.
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