En las noches mientras todos duermen, el llanto me inunda, ahogo mis sollozos para no despertar a nadie.
Tu partida me dejó vacía, sin oportunidad ni esperanzas.
Siempre soñe con algún día por fin tener el valor de hablarte y decirte lo mucho que te admiraba; pero eso nunca pasará, ya no estás aquí.
Me duele mucho saber que nunca podré tomarte de la mano como siempre lo imaginé.
Siempre te veía a lo lejos, nunca me acerque, me gustaba estar alejada disfrutando ver tu perfecta sonrisa, tu siempre me alegrabas el día, a lo lejos veía lo amable que eras, siempre ayudando a los demás.
Pensé que el destino se encargaría de hacernos coincidir algún día, pero que equivocada estuve, el destino hizo lo suyo pero no fue lo que esperaba, me arrebató la oportunidad de conocerte y de que tú me conocieras.
Nunca supiste de mi y eso es lo que más me duele, te amé en secreto, nadie lo supo y nadie lo sabrá, mi amor por ti quedará sepultado a varios metros bajo tierra junto a ti.
La noticia de tu muerte me tomó por sorpresa, sentí un dolor inexplicable, me negaba a creerlo, no podía aceptar que tú linda sonrisa no iluminará más a este mundo.
Quizas en otra vida pueda verte y por fin el destino me de la oportunidad de ser la mujer a quien ames.
Por siempre serás el amor más puro para mí, aún cuando solo pudimos vernos un par de veces.
Ahora solo me queda llorar cada noche lamentando por nunca haber sido valiente y decirte que te amo.
Las noches son tan amargas, aún sigo enojada con la vida, pienso y en lo injusto que es al no permitirte cumplir con tus sueños, tu más que nadie merecías ser Feliz.
Ya no se puede hacer nada, tú ya no estás, y no volverás por mucho que lo deseo.
Te amaré por siempre, mi amor secreto, tengo que decirte adiós tan pronto, por culpa del destino cruel que le encanta verme retorcer de dolor.
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