Uno que no hable,
que solo bese cuando sea el momento.
Que no pida mucho,
porque lo que hay se llaman caricias.
Quiero un quiero que sea auténtico
no semejante a una copia
al que repiten las mentes normales.
Quiero un quiero que conflictue el corazón,
que enternezca la mente,
y se humedezca la de abajo.
Quiero un quiero que me sature,
me sacuda y me agarre como se le antoje al amor,
ese imposible que me posibilite el eterno querer.
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