En ciertos países cazan monos dejando un cacahuete en un pequeño hueco entre rocas por el que sólo cabe la mano extendida. El mono, que ha estado observando, se acerca y mete la mano, agarra el cacahuete, pero queda atrapado porque se niega a abrir la mano y de soltar su tesoro.
El ser humano a veces comete los mismos errores porque se niega a renunciar a lo que quiere aún a sabiendas que quedará atrapado en el mismo error. Reconocer que has caído es necesario, pero lo importante es tener valor para levantarse y seguir un camino diferente para evitar tropezar con la misma piedra. Para nuestro bienestar y el de aquellos que vienen detrás es necesario, que la razón dirija nuestros pasos y nos aparte del camino, porque saber ver lo que nos hace daño y tener la capacidad de apartarlo nos asegura que, al menos, con aquello no volveremos a tropezar.
“Quien hace cosas diferentes obtiene resultados diferentes. Si nada en nuestro interior cambia seguiremos tropezando una y otra vez. Tropezar no es malo, pero encariñarse con la misma piedra si”
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