Un Breve Viaje por la Humanidad

Un Breve Viaje por la Humanidad

Haeendel

01/10/2023

Sin Rumbo Fijo

Embárcate en la nube colorida de la imaginación y acompáñame en un breve viaje con dos únicas paradas que aguardan destinos pocas veces vistos y espectáculos para quienes verdaderamente abren los ojos y prestan atención. Una búsqueda del despertar de un sueño que parece eterno. La primera parada comprende una pequeña parte de un extraño ciclo de crecimiento, pero que ayuda a reconocerte como un diminuto grano de arena en el universo y un átomo que será olvidado con el paso veloz del tiempo, que centra sus maravillas en el fangoso camino del sufrimiento y la felicidad. Brindando la oportunidad de abandonar la carrera hacia un destino sin sentido que solo es parte de tus anhelos encerrados en una burbuja de ilusión. Haciendo que tu felicidad tenga como eje sonreír en cada paso, disfrutar de cada éxtasis y existir con la idea frenética de saber que la muerte hará el llamado en cualquier momento. La segunda parada esconde raras suposiciones de la especie a la que pertenecemos, sin ser dueño de la totalidad y la verdad absoluta, quizá logre desentrañar la curiosidad, los misterios del ying y el yang de la vida o simplemente se expondrá lo decepcionante y gratificante, la tristeza y alegría o en definitiva, el todo y el nada de la humanidad.

Angustiosa Primera Estación…

La vida humana parece asemejarse a un cometa y a lo fugaz que resulta ser; con tan maravilloso brillo, pero con una sola oportunidad de ser visto. Infinitas maneras de ser admirado, un único momento para resplandecer con la suficiente intensidad que causa un breve impacto en el cielo, un instante en el que eres parte de un universo envuelto en misterio. Rodeado de enigmas y de dudas inefables… podría seguir así todo el día, pero la barrera del tiempo me limita, así que lo resumiré, a una inmensa masa de posibilidades que se encarcelan en un rápido paso por la densa oscuridad.
¿La vida? Probablemente el concepto que mayor duda lleve en su interior; no sé qué tan loco o que tan cuerdo puedo estar como para tener la valentía de hacerme una pregunta tan extensa y tan simple a la vez. Pero ante una constante y agobiante persecución de la muerte, el camino que más brilla es el de arriesgarse. El inicio y el fin de la existencia comparten una similitud; nos desarrollamos encerrados, aislados de todo peligro, y ante todo, con la protección necesaria. Irónicamente el proceso se revierte de la misma forma una vez llegado el fin, la desintegración de lo que una vez fue algo se da en el mismo encierro; con la diferencia de que las paredes son más frías y para nada cálidas.

Cuando somos niños y diminutos seres todas las respuestas que salen de nuestro consciente son sinónimos de felicidad. Por unos años la incertidumbre, las preocupaciones, la ansiedad o la depresión aparentan no hacerse presentes, o quizá se mantienen alejadas por la repugnancia a nuestra extraña perspectiva llena de alegría o al menos figuran convivir de una manera no tan agresiva. El único conflicto que parece atosigarnos es la duda existencial de no saber con qué juguete me divertiré el día de mañana.

Es el favorable comienzo de la vida (en el mejor de los casos y en otros el infierno cobra sentido desde el primer instante que tu corazón manifestó una señal de vida) el protagonismo en esos años toma forma de imaginación. No necesitas de mucho para sentir que fue un maravilloso día, incluso un pedazo de madera puede servirte como la nave espacial que te lleve a conocer otros mundos, acompañado de tripulantes que no estarán en todo el viaje, pero que harán del trascurso una experiencia inolvidable. Honestamente puedo ver que la simplicidad aguarda todo motivo por el cual iluminarse y sentir que eres la persona más feliz del mundo e incluso del universo. Y durante esta etapa, ¿Cuál es la postura que tomamos al preguntar sobre la vida? Inmediatamente la respuesta que mi mente pone en mi lápiz se resume a afirmar que “vivir es igual a sonreír y que las preocupaciones son cosas de adultos”. No parece tan mala la idea de detener el tiempo en este instante.

La relatividad del tiempo me sorprende, en un abrir y cerrar de ojos, como si de un truco de magia se tratase, has crecido ya y ahora tu nueva etiqueta es la adolescencia. Te miras con asombro al espejo preguntándote en qué momento pasaron tan rápido los años, comienzas a conocer el mundo y a quien lo habita, entiendes que las inocentes promesas no perduran en el cosmos. Quizá no estés preparado, pero esta parte de la historia te enseñará lo más profundo del bien y del mal. Contarás con la oportunidad de poder entender cosas que antes estaban fuera de tus capacidades para ser comprendidas, aquello tan extraño llamado carácter y personalidad irán tomando forma. Ideas y pensamientos se irán envolviendo en lo que eres, el mundo se convertirá en un lugar del que quieres huir, pero también del que anhelas aprender. Una etapa de curiosidad, prueba y error.

Sin duda alguna debes estar preparado para golpes bastante fuertes. Una fuerza que es impulsada por la realidad; con la capacidad de destrozar cualquier castillo de imaginación. En cada impacto, el mundo parece gritarte a centímetros de distancia que llegó el instante del cruel despertar. Los efímeros momentos de alegría llenos de anhelos e ilusiones se harán parte de la rutina, lo mejor que puedes hacer es soplar fuerte tu arma de burbujas y crear una sutil habitación para encerrar aquellos recuerdos que deseas sean eternos. En el futuro podrás abrir la puerta cautelosamente por medio de la memoria y volver a sentir aquello como si fuera la dulce primera vez.

No tengas duda alguna que el dolor tomará a tu alma como parque de diversiones y hará que entres en un trance donde el sufrimiento, será un espectro vestido de eternidad. Deberás lidiar con constantes confusiones y bucles existenciales sobre la incertidumbre de la vida. Y ante este favorable o desastroso panorama, ¿Cuál es el aporte que puedo dar ante la gran pregunta? ¿Acaso tiene sentido o el sentido huye a una velocidad sobre humana y es mejor ignorarlo? La vida, un concepto ligado a la duda; desde lo más sorpresivo hasta lo más predecible. Una definición que esconde una magia incapaz de ser percibida por el ojo humano y una peculiar sutileza. Una definición tan fugaz, tan grata, tan triste y en definitiva, tan extraña. Aún queda camino por recorrer, quizá en mi adultez o en mi lecho de muerte lo descubra, no sirve de nada darle a mi mente las herramientas para que haga suposiciones sobre un futuro incierto, o simplemente la respuesta se oculta en la oscuridad y no desea ser encontrada.

Angustiosa Segunda Estación…

La existencia humana es y será una de las mayores casualidades en este enigmático universo; un planeta en condiciones favorables, una estrella que sin temor a que termine; brinda sin cesar su luz cálida. Una solitaria luna que parece esconder los secretos más profundos de una noche fría y vacía, sumándole a esto un cielo especialmente maravilloso, forman parte de una obra en la nada. Incluso resulta un tanto perturbador pensar en lo afortunados que fuimos al tener la oportunidad de ser parte del milagro de la vida. Es triste y deprimente contar con paisajes hermosamente indescriptibles, eventos astronómicos impresionantes, noches llenas de música y poesía o arte que siente la necesidad de ser admirado. Y… sorprendentemente, todo esto desaparece en un chasquido de banalidades y de un mundo tan superficial.

Los seres humanos resultan ser uno de los mayores cuestionamientos que rodean mi insignificante existencia, puesto que somos una especie particularmente llamativa y despreciable. Somos los únicos que conozco con la capacidad de brindar una reconfortante esperanza y minutos después arrebatarla sin ningún tipo de sutileza.
En algunas ocasiones puede llegar a causar un elevado grado de sorpresa la intencionalidad que tienen de entregarlo todo sin esperar nada a cambio y en otras momentos ya sin asombro alguno eres testigo de cómo lo anhelan todo sin ofrecer absolutamente nada; esperando ser espectadores de como su vacío es saciado.

Con sorprendentes habilidades de cambiar el todo. Amantes de la maldad. Preocupados por satisfacer las necesidades de otros antes que las suyas, dominados por la monotonía de una rutina que los hace caer a un abismo que carece de fondo. Despreciamos lo diferente, si algo tiene la osadía de ir en contra del tsunami más turbulento somos capaces de empujarlo o conducirlo hacia el fracaso por la simple valentía de arriesgarse. Si tienes el valor suficiente para defender el bosque de tu ser; serás llamado loco. Si anhelas emprender el camino hacia encontrarte en soledad prepárate para ser enmarcado en el muro de la rareza. Prepara tu mochila si elijes libertad porque deberás cargar con el peso de mil etiquetas que intentarán empacar tu autenticidad. Somos asesinos de la imaginación. Somos comediantes al asecho y preparados para escribir un monólogo y reírnos de aquel que decidió ser feliz.

Con capacidad de amar intensamente, con el designio de exponer hasta el secreto más profundo que aguarda su alma, con la intención de cumplir hasta la fantasía más absurda con alguien igual de maldito, pero abrumados por el miedo a ser heridos. Como si en la vida misma no viniese impregnado el dolor. Con el notable sentido de la empatía por ayudar, pero dominados por el temor de no saber por dónde ni cómo empezar, entregados a la suerte del destino. La luz y la oscuridad, las dos caras de la moneda…

Somos particularmente extraños, jamás imaginé que un átomo consciente fuese capaz de creerse el centro del universo. Jugamos a ser los dueños del tiempo, vivimos pensando en un mañana o en un después que claramente no existe, vivimos posponiendo eventos importantes que probablemente solo ocurren una vez y lidiar con el arrepentimiento parece ser el camino menos doloroso. A pesar de repetirlo una y otra vez, me atrevería a creer que aún no somos conscientes de lo fugaz que es existir. Y lo más irónico es ver que cuando el reloj comienza a llegar a su final, emprendemos un viaje lleno de felicidad, dolor y arrepentimiento por lo más profundo de nuestros recuerdos, viviendo nuevamente lo que fue y lo que pudo ser. Quizá aquellos que se atrevieron a exponer los misterios y la sensibilidad de su alma buscaron darle un consuelo y develar la belleza de lo nadie quería; murieron con la ilusión de crear un mundo para quienes aceptaron el fango y trataron de encontrarle magia, aunque fuese imposible…

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