Hay quienes se cambian de calle, ciudad, país, e incluso de continente; yo, me mudaré de planeta.
Huiré a buscar otras lunas sin título nobiliario. Para tal propósito me untaré saliva atrás de ambas orejas, tomaré doscientos mililitros de jugo de arándanos y diré las palabras mágicas: “Yo, Reinaldo, transportarme quiero al universo de Lil”. ¡Ya está!
Me he cyber-trasladado al mundo que me recomendó Valeria. Aquí, volveré a empezar.
Dormiré lo preciso, pero sin dejar de soñar. Daré gracias al Hacedor por cada día nuevo.
Me ejercitaré en cuerpo y espíritu. Lavaré en agua caliente las liviandades que quieran adherirse a mí. Acicalaré mi traza, desayunaré para nutrirme, y replantearé mi relación de pareja con Gladys.
Olvidaré nicotina y alquitrán; diré adiós al alcohol. Seré condescendiente, incluso con este ser multicolor que huele tan mal e intenta lesionarme.
Elevaré miras. Llegaré puntual al trabajo que aquí me consiga, y laboraré con denuedo.
Pagaré las deudas que contraiga. Dejaré impudicias y disciplinaré mi vida. Ojalá, ahora si lo logre.
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