El Bosque Maldito

El Bosque Maldito

Tito

03/09/2023

El Bosque Maldito

Por Julio Aparicio 

En 1981 en una humilde comunidad de Panamá llamada Nueva Emperador, cinco niños se pierden en medio del frondoso y oscuro bosque de la zona del canal. Sólo uno volvió con vida y contó la historia más espantosa de aquel lugar, con una malvada bruja y un diabólico duende. Hasta el día de hoy se desconoce qué pasó con los otros cuatro niños.

En la humilde comunidad de Nueva Emperador, Panamá, los niños a menudo escapaban de sus hogares para jugar en el bosque. Entre ellos, cinco fueron los más aventureros: Jairo, Mateo, Rosa, Estela y Nico. Eran inseparables, sus risas resonaban por toda la zona del canal.

En una noche de verano especialmente oscura, los cinco niños decidieron adentrarse más en el corazón del bosque. El más valiente, Jairo, iba delante, con Nico detrás, agarrado a la camiseta de Estela.

De repente, sintieron un viento helado y una espesa niebla los envolvió. Sintieron una energía extraña y se estremecieron, su risa infantil se ahogó en el silencio premonitorio.

De la oscuridad emergió una anciana marchita, vestida con harapos, el pelo blanco como la nieve y los ojos brillando con un verde antinatural. Se presentó como «La Viejita».

La Viejita convenció a los niños para que la siguieran hasta el corazón del bosque. A pesar de su inquietud inicial, la siguieron, fascinados por su extraño encanto y sus promesas de tesoros y golosinas.

Llegaron a un árbol viejo y retorcido, donde La Viejita conjuró un pasaje subterráneo. Instó a los niños a entrar, asegurándoles que dentro se encontraban tesoros increíbles.

Con Jairo a la cabeza, se arrastraron hacia el pasillo. El aire era pesado y las paredes parecían cerrarse sobre ellos. Nico gimió, su corazón golpeó contra su pecho.

El pasaje los llevó a una guarida subterránea, envuelta en un misterioso resplandor verde. En el centro había un enorme trono de piedra en el que estaba sentado un duende grotesco que sonreía maliciosamente.

El Duende con látigo en mano les ordenó encontrar el tesoro escondido en la guarida, amenazándolos con un destino horrible si fallaban. Temerosos, comenzaron a buscar. Sin embargo, el tesoro siguió siendo difícil de alcanzar.

Los días se convirtieron en noches con los niños atrapados en la guarida. Sus risas se habían convertido en sollozos y sus espíritus estaban destrozados. Estaban cansados, hambrientos y perdiendo la esperanza.

Nico, el más joven, fue el primero en ceder ante la presión implacable. Una noche se desplomó de cansancio y yació inmóvil sobre el frío suelo de piedra.

En un intento desesperado por salvar a Nico, Jairo desafió al Duende y se negó a seguir buscando el tesoro. El Duende, en su ira, desterró a Jairo al corazón del bosque.

Ampliado por el horror, Jairo se despertó en el corazón del bosque, sin saber cómo regresar. Sólo podía esperar que sus amigos se encontrarán bien mientras comenzaba su viaje hacia casa.

Jairo deambuló durante días, sobreviviendo a base de hierbas, bayas y agua del río, atormentado por las preocupaciones por sus amigos. El denso bosque era un laberinto, lo que le hacía imposible encontrar el camino de regreso.

Después de lo que pareció una eternidad, Jairo logró encontrar el camino de regreso al pueblo, habian pasado 23 días, una sombra de lo que era antes. Su regreso fue recibido con sorpresa e incredulidad.

Contó la desgarradora historia de la bruja, el duende y la guarida. Los aldeanos escuchaban con temor, con el rostro pálido y el corazón apesadumbrado por la pérdida de los niños.

Se reunieron muchos equipos de búsqueda para encontrar a los niños desaparecidos. Peinaron el bosque, desafiando sus profundidades, pero la guarida y los otros niños seguían siendo esquivos.

Las meses y años iban y venían, pero no había señales de Mateo, Rosa, Estela o Nico. Los aldeanos lloraron y las risas y la alegría de los niños resonaron sólo en sus recuerdos.

La tragedia sirvió como un sombrío recordatorio de los peligros que acechan en el bosque. Los niños fueron recordados en susurros, mientras su historia se convertía en una horrible leyenda.

El dolor corrió profundamente en el corazón de Jairo. Extrañaba a sus amigos todos los días, y su ausencia era un recordatorio constante de la peligrosa aventura en la que se habían embarcado en su tontería infantil.

Con el paso de los años, el incidente se convirtió en una advertencia contada a los niños, un cuento sombrío antes de dormir para mantenerlos alejados del corazón del bosque.

Jairo creció hasta convertirse en un anciano en el pueblo, y los dolorosos recuerdos de su pasado lo convirtieron en un recluso. La historia del Bosque de las Brujas siguió atormentando a la comunidad.

Dedicó su vida a proteger a los niños de la comunidad del bosque, asegurándose de que nadie más sufriera la misma suerte que sus amigos. Su vigilancia se convirtió en un faro de seguridad.

La historia de Jairo y sus amigos, la Bruja y el Duende quedaron grabadas en la historia de Nuevo Emperador. Permanecieron en el aire, haciendo eco tanto en las calles como en el bosque.

Y así, el misterio de lo que pasó con Mateo, Rosa, Estela y Nico, quedó sin resolver. La historia continúa desvelándose, helando los corazones de aquellos que se atreven a aventurarse en el bosque.

A través de los años, la leyenda del Bosque de las Brujas perduró en Nueva Emperador, un sombrío recuerdo de una horrible aventura infantil, grabada para siempre en los anales de la historia del pueblo.

FIN

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