Una mujer joven; contenta, había logrado su sueño comprar su casa, no era una casa nueva ya había tenido varios dueños pero eso no era lo importante, no había plata para comprar una casa en un urbanismo nuevo, tenía un carrito también viejito del 2009 lo que importaba es que la llevará y trajera a dónde necesitase ir y lo más importante a su trabajo.

Como mujer sola, ella dependía de sí misma. En un viaje que hizo a un pueblito donde vivían aún sus primos, ella fue de visita.

La paso bien, estuvo dos días allá y tenía que volver, depende de su trabajo y debe conservarlo. Pasando en su carro ve en una casa un letrero «venta de garage» se para al ver un espejo bonito; majestuoso, antiguo. Se detiene y lo compra, ya saliendo del pueblo con el espejo dentro del carro, ella misma no sabe ni cómo se la ingenio, pero logró meterlo. Agarrando carretera rumbo a la ciudad.

Ya en la casa busca poner el bello espejo en la sala.

—¿Será que queda bien ahí? 

Se auto preguntaba ella misma. El espejo termino en el cuarto, había algo que no cuadraba ¿Será que los muebles eran feos o el espejo le quitaba esplendor a los muebles?

Ya tenía una semana con el espejo en el cuarto, se cambiaba de ropas, se peinaba, se pintaba su joven y bello rostro al frente del espejo. Una noche durmiendo oyó ruidos en el cuarto, los zapatos de tacos algo los movió y lanzo de su lugar, ¡Se despierta ella! Enciende la lamparita de noche y ve sus hermosos zapatos de tacos tirados uno al revés y el otro acostado como si alguien lo hubiera tirado, ella los deja cuidadosamente juntos a la pared, nunca los deja así. Se levanta y un poco temerosa investiga a ver si todo está bien en la casa, vuelve y se acuesta. 

Duerme profundo y abre los ojos de repente ve una figura femenina flotando observándola de cerca y evaporándose. Rápidamente, enciende la lámpara de mesa y luego la luz del cuarto, ve a todos lados y busca lo que sea, ya no se siente segura está asustada llama a su prima y le cuenta lo sucedido la cual le aconseja orar y dormir con la lamparita encendida. Así lo hace. 

Pasan tres días. Ya ella superó el incidente pensando que solo era un mal sueño.

Ya se hizo de noche, ella sale de la ducha con un paño tapando su desnudez y va a verse en el espejo, algo de jabón le cayó en el ojo derecho y ve en eso el reflejo de una mujer que no era ella, que susto, el estómago le brinco y el corazón también. Pero todo pasa en segundos.

Ya le está agarrando idea al espejo. Llevándolo a la sala y dejando entre los muebles, ya no le importa si queda bien ahí o no. Va hacía su cuarto y se encierra, pasando el susto, ora pone el rosario en el copete de la cama se prepara para dormir. «Si es que lo logra» Ya son las tres de la mañana hay unos ruidos en la sala, aterrada va a ver qué ocurre los muebles fueron aventados y estaban patas arribas ella enciende la luz para ver con más claridad y ve los muebles en su sitio normal, apaga la luz y todo bien. Antes había visto con la luz de la calle que entraba por la ventana y medio iluminaba la sala los muebles patas arriba. Empieza a pensar que el problema era ella, se acuesta pasa unas horas más, otra vez oye ruidos, se levanta va a la sala enciende la luz y ve una mujer agachada, comiéndose algo, de cabellos negros, lisos, grasientos, bata blanca, voltea con ojos macabros, rostro lleno de sangre, chorreándosele de la boca y la cara sucia, manchada de sangre, se levanta y se le encima, ¡¡¡Ella pega un grito que le helarían la sangre a cualquiera, cuando ve aquella fea mujer correr hacia ella y esfumarse!!! ¡Desaparece antes sus ojos! La pobre muchacha le tiemblan las rodillas, se sienta temblando, es un manojo de nervios con su rostro pálido no sabe que hacer, si llama a la policía la van a considerar loca, los primos están lejos. ¿Que puede hacer, agarrar el carro e irse a refugiar a un hotel?…

Miraba el bendito espejo fijamente y pensaba. —Todo esto está pasando desde que te traje.

Lo agarro y se lo llevó al patio, le partió el vidrio y le prendió candela y se oían gritos escalofriantes, que salían de ese espejo, se veía adentro una mujer que se retorcía del dolor, un espíritu atrapado dentro del espejo. ¡Una mujer fantasmal! Parecía que flotaba dentro del espejo retorciéndose.

Espantada viendo algo ¡Increíble! ¿¡Sin saber que hacer!? Paralizada reacciona y agarra los restos del espejo ya vueltos leñas; los metió en una bolsa negra, se los llevo en el carro y boto por un barranco, al día siguiente: con ojeras, cansancio, mala noche de terror se levanta de la cama para hacer y tomar café. Cuando va a la cocina echa un vistazo a la sala… Ya que la cocina estaba cerca de la sala. Encuentra el espejo intacto y colgado entre los muebles que ¡Espanto! Eso es ¡¡¡Antinatural!!! Había sentido que el corazón le había brincando dentro del pecho, chispeándole sangre caliente. Algo que nunca antes había sentido. Va al cuarto ora, trae el rosario hacia el espejo y le ora. El color del vidrio tuvo un extraño cambio de dimensión, por dentro se había movido como si el vidrio plateado fuera una mezcla cruda, se hacían círculos y habían movimientos internos, ella oraba y eso se seguía moviendo por dentro. Ella quería deshacerse de ese espejo espantoso, terrorífico.

Se fue hacía la cocina pensando si llevar ese espejo poseído a una iglesia y dejarlo ¡Ahí!

Pero en ese momento extrañamente recordó, algo que le había pasado muchos meses antes bien terrenal y desagradable. Recordó que un día fue a una peluquería para hacerse un corte de cabello y la peluquera le tenía mala voluntad y le había hecho mal el corte. Ella se molestó al descubrir lo mal hecho que estaba y lo reclamó pero apoyaron a la que le hizo la ¡Maldad!

Para evitar más problemas con gente ¡Baja! ¡Chusma! Se retiró y decidió usar un gorro muy bonito, por tres meses hasta que le creciera el cabello y ella misma se lo emparejó.

Agarrando el espejo, lo llevo y puso al lado de la puerta que aún seguía cerrada de la peluquería. «Ya que aún era muy temprano». Dejando una nota.

«Con todo mi amor, para las que trabajan tanto, haciendo una buena labor».

¡Y el espejo paso de manos! ¡No podía destruirse! ¡Solo venderse o regalarse!

A la semana se oyeron gritos y mujeres corriendo saliendo despavoridas de la peluquería, las patrullas policiales estacionadas al frente. Los policías investigando las llamadas de auxilio extrañas e incoherentes.

La muchacha volvió a su vida normal, recordando y pensando todo lo vivido, ella misma no entendía como pudo escribir la notita tan certera, en un momento que le temblaba todo el esqueleto. 

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